Penitencias urbanísticas en el inicio de la Semana Santa

Enrique Gómez Souto
Enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

FIRMAS

01 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En Lugo, ahora que comienza la Semana Santa, hay, al pie de la Muralla, gentes con chalecos reflectantes que parecen purgar alguna culpa de cara a la pared. Mas no son cofrades, que son currantes, quién sabe si también penitentes, dedicados a la tarea de despojar de hierbas al monumento. Mientras ellos laboran, en la Xunta y en el Concello no parecen dispuestos a hacer penitencia por el pecado social que es ejercer el gobierno sin la debida diligencia. No se les ve arrepentimiento sincero ni mayor propósito de enmienda por aplazar y aplazar las obras de Paradai, por hacer la vista gorda ante el evidente incumplimiento de algunas ordenanzas y olvidar en la casa municipal las obligaciones que desde ella imponen a los demás.

La Muralla va quedando libre de hierbas mientras la maleza crece abundante en decenas de solares sin vallar. Quizá Orozco planea una amnistía para los infractores de la ordenanza de solares, como Rajoy la decretó para golfos defraudadores.

En Lugo, sí, la Xunta ejerce el gobierno a traguitos, de vez en cuando, así como con puntos suspensivos. Por eso va tan lenta la ejecución del Plan Paradai. Es seguro que el intento de aplazar de nuevo la ejecución de las obras de la última fase provocará malestar en algunas asociaciones de vecinos, como la que preside Jaime Gueimonde. Seguramente, Feijoo y los suyos le acaban de dar motivos para preparar una nueva manifestación. De tres obras programadas, la Xunta sólo se compromete a ejecutar una a corto plazo. En el Ayuntamiento, por ahora, no se lo han tomado muy mal. Pero todo se andará, que no está el patio como para renunciar a las obras programadas. Será interesante conocer qué opinan del aplazamiento José Manuel Barreiro y Jaime Castiñeira. A fin de cuentas serán ellos los que tendrán que pedir los votos a los lucenses para Feijoo cuando llegue el momento.

De momento, ni a Barreiro ni a Castiñeira se les ve en actitud penitente. Tampoco a Orozco y a su concejal de Urbanismo, Luis Álvarez. Y eso que no les faltan motivos. Un edificio de la Praza das Illas no pasó la ITE dentro de plazo porque el Ayuntamiento se olvidó de que el bajo es de su propiedad. Las gestiones, largas y laboriosas, de los vecinos de la casa confirmaron que el bajo es de titularidad municipal. Ahora, Álvarez dice que ya ha adoptado las medidas necesarias para que no vuelva a darse una situación así. Falta por saber si el Concello se va a multar a sí mismo. No parece probable, que ya avisó Marx (Groucho) de que pagar la cuenta es costumbre absurda. Así, claro, no es de extrañar que los propietarios de solares sin vallar se hagan los remolones para atender su obligación de tenerlos cerrados y en las debidas condiciones de ornato. Hay tantos que no cumplen la ordenanza, que quizá resulte más práctico anularla.

En fin, son cosas que pasan en estos días de Semana Santa. Pasa también que se refunda Máis Galiza, a cuyo frente en Lugo está, ahora de modo formal, el exconcejal Xosé Anxo Lage. Tienen por delante un largo y muy difícil camino que recorrer. Sus potenciales socios electorales, las gentes de Xosé Manuel Beiras, se mueven en un espacio político tan cargado de atractivo para la izquierda desencantada («PSOE, PP a mesma m....») como lastrado de incertidumbre. Y si en Galicia nace otra izquierda, tendrá que contar con EU o nacerá mal. Más aún en el corto plazo de las próximas elecciones autonómicas. Será otra oportunidad perdida, porque hay un voto de izquierda (también en Lugo) que busca nuevos cauces. Hace ya demasiado tiempo que vive una peculiar e interminable semana de pasión. Como la Muralla, precisa con urgencia una operación limpieza.

Sentencia a favor del Concello.

El Tribunal Supremo desestimó el recurso contra la ordenación como ciudad jardín del terreno 173 de la avenida de As Fontiñas.