«Seguiré en huelga de hambre mientras mi hijo tenga que ir al punto de encuentro»
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El vigués Eduardo Cereijo reclama además la custodia compartida
22 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El vigués Eduardo Cereijo, separado y de 39 años, inició hace una semana (el día 15) una huelga de hambre porque, según afirma, «no se cumplen los derechos fundamentales» de su hijo, que tiene hoy 8 años, mientras a él se le impide «el ejercicio de su patria potestad».
Su protesta es doble. Por un lado, se queja del sistema de funcionamiento de los puntos de encuentro que las parejas separadas utilizan para intercambiarse al niño. Es usuario del de Vigo. Cereijo afirma que el ambiente en esas instalaciones es «a veces violento, con fuertes discusiones e incluso peleas entre los usuarios», y que su hijo no tiene por qué seguir vinculado «a un lugar así».
Además, solicita «la custodia compartida» porque cree que no es justo que tenga a su hijo «80 días al año, y su madre, el resto», aunque asume que es su expareja la que tiene la custodia.
«Seguiré en huelga de hambre mientras mi hijo tenga que ir al punto de encuentro y no me concedan la custodia compartida, así que me van a tener que llevar a un hospital porque no pienso comer. Quiero a mi hijo, es toda mi vida», dijo a La Voz de Galicia.
Cereijo lleva una semana «a base de agua, bebidas isotónicas y un par de cafés». Nada de alimentos. Los síntomas empiezan a aparecer: «Tengo algún calambre en la barriga, mareíllos, cansancio, pero estoy bien físicamente». De hecho, sigue trabajando. «Bueno, haciendo alguna que otra chapucilla, porque no trabajo, sobrevivo».
Como alternativa al punto de encuentro, Cereijo propone «usar el colegio para el intercambio, porque mi hijo no tiene por qué presenciar escenas violentas y yo he visto hasta tortas a la puerta del edificio. No ha hecho nada para que se le ordene ir allí». Del local vigués destaca que «el personal no está a la altura cuando hay problemas. He perdido una entrevista de trabajo y varias visitas a mi hijo por sus errores», aunque admite que él también tuvo fallos. «Quiero a mi hijo en casa y, además, no quiero que nadie pase por la situación que me ha tocado vivir a mí». Cereijo asegura que apenas recibe información «de lo que le pasa al niño».
Este periódico contactó ayer con la directora del Punto de Encuentro de Vigo, que declinó cualquier valoración del caso.
«Mi hijo no tiene por qué presenciar escenas violentas y yo he visto hasta tortas en la puerta»
Eduardo Cereijo