Francisco de Quevedo (Madrid, 1580?Villanueva de los Infantes, 1645). Casi toda su obra poética (875 poemas) fue publicada tras su muerte en «El Parnaso español» (1648) y «Las tres musas últimas castellanas» (1670).
José Ángel Valente (Ourense, 1929?Ginebra, 2000). Poeta, ensayista y traductor. Su poesía goza actualmente de un gran reconocimiento. Fue premio nacional de Literatura en el 2000, por «Fragmentos de un libro futuro». Tiene obra poética también en gallego.
Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931). Desde los 3 años, ya huérfano de padre, vivió con su madre en León, donde sufrió el horror de la guerra y la penuria de la posguerra. Algunas de sus obras: «Descripción de la mentira» (1997), «Libro de los venenos» (1995) y «Arden las pérdidas» (2003). En el 2006 fue galardonado con el premio Cervantes.
Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-Salamanca, 1936). Novelista, poeta y ensayista, es uno de los escritores más representativos de la generación del 98. De estilo muy expresivo, pero preciso, es autor de novelas como «Niebla» (1914) y «San Manuel Bueno, mártir» (1933) y de ensayos: «Del sentimiento trágico de la vida» (1913) y «La agonía del cristianismo» (1925).
Federico García Lorca (Granada, 1898?Granada, 1936). Poeta y dramaturgo brillante, es el más conocido representante de la generación del 27. Alcanzó ya en vida gran éxito por «Romancero gitano» (1928) y «Poeta en Nueva York» (1935), así como por sus llamadas tragedias rurales «Bodas de sangre» (1933), «Yerma» (1934) y «La casa de Bernarda Alba» (1936).
Dámaso Alonso (Madrid, 1898?Madrid, 1990). Poeta de la generación del 27, no se exilió después de la guerra, pero fue el primero en alzar su voz poética para protestar por la situación en que quedó España. Su libro «Hijos de la ira» (1944) es un grito de angustia y de cólera.