El BNG celebró ayer la primera reunión de su ejecutiva sin la presencia de los tres miembros del Encontro Irmandiño -Xosé Manuel Beiras, Martiño Noriega y María Casar-, que serán sustituidos, previsiblemente, por tres personas de Máis Galiza que iban en los puestos siguientes de la candidatura conjunta que pactaron Beiras y Aymerich. Se trataría de Xulia Guntín, Xurxo Rodríguez y María Méndez. Un encuentro en el que la UPG, en aras de evitar una fractura mayor en el Bloque, ofreció a la corriente de Aymerich áreas de responsabilidad que hasta ahora habían quedado bajo su mando o influencia, como es el caso de organización, finanzas o comunicación. La respuesta de Máis Galiza al ofrecimiento fue la renuncia a asumir las funciones de mayor peso a la espera de lo que decida la corriente en su congreso de marzo, cuando resolverá si continúa o no en el BNG.
Reparto para la UPG
Esto es lo que explica que, por unanimidad, se aprobara un reparto en el que la UPG aparece con todo el control de la organización y Máis Galiza con las responsabilidades menos determinantes. Esta corriente se queda con Política Económica e Emprego (Aymerich); Acción Feminista (Ana Luisa Bouza); Imaxe e Publicacións (Xoán Carlos Bascuas) y Relacións Exteriores (Sandra González). Comunicación, Finanzas y Organización, las tres áreas de mayor trascendencia, quedan, respectivamente, en manos de Carme Adán, Francisco García y Montse Prado, que repite.
El alcalde de Pontevedra, Fernández Lores, de la UPG, se queda con Acción Municipal, y Ana Pontón y Francisco Jorquera, con las parcelas sobre relaciones con la Cámara gallega y las Cortes. A Rafael Villar le toca Alternativas Programáticas.
El reparto de funciones en la ejecutiva de ayer no hace sino añadir más incertidumbre a la dimensión que cobrará la fractura iniciada por los irmandiños. Y que, al menos por ahora, parece claro que podrían seguir las bases de Máis Galiza, pese al criterio contrario de algunos miembros de su dirección.