La tragedia de Port Said complica todavía más la transición en Egipto

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

ASMAA WAGUIH

Los islamistas evitan pedir destituciones, mientras nuevos disturbios dejan 400 heridos

03 feb 2012 . Actualizado a las 11:18 h.

La tragedia del estadio de fútbol de Port Said, que dejó 74 muertos y cientos de heridos, abre una nueva crisis política en la convulsa transición egipcia, que amenaza con propagar el caos y la inestabilidad y vuelve a poner en tela de juicio a la Junta Militar y a las desprestigiadas fuerzas de seguridad. El linchamiento de jugadores y seguidores del club cairota Al Ahly por parte de los hinchas del equipo local Al Masri, ante la pasividad de la policía, obligó al Parlamento a reunirse de urgencia para repartir responsabilidades, hizo caer la Bolsa y provocó nuevos enfrentamientos frente al Ministerio de Interior, durante una multitudinaria marcha hacia la plaza Tahrir que exigía venganza.

Los agentes antidisturbios dispararon gases lacrimógenos contra los hinchas del Al Ahly y otros clubes frente al Ministerio del Interior, según constató Efe, mientras estos respondían lanzándoles piedras. Los disturbios, que proseguían anoche, dejaron casi 400 heridos.

Los peores disturbios del fútbol egipcio provocaron los ceses del gobernador y los jefes de los servicios de inteligencia y de Seguridad de Port Said, y el del presidente de la Federación de Fútbol. Hasta el primer ministro, Kamal Ganzuri, reconoció en el Parlamento su responsabilidad política y se mostró dispuesto a rendir cuentas.

Diferencias

Pero los Hermanos Musulmanes, primera fuerza política, pese a denunciar que «la masacre de Port Said se debe a una tremenda negligencia de los servicios de seguridad», no exigieron ningún cese. El presidente del legislativo, el islamista Saad Katatni, señaló que los disturbios fueron «obra del diablo» y que la revolución egipcia «afronta un gran peligro». Esam al Erian, otro cargo islamista, ya había culpado de los incidentes a los partidarios de Mubarak infiltrados con el objetivo de desestabilizar el país.

Diputados de la oposición, en cambio, tomaron la palabra para pedir el cese del Gabinete de Ganzuri, o al menos la del ministro del Interior, y para apuntar a la Junta Militar como el principal responsable de lo ocurrido. El poder militar tiene que «rendir cuentas», dijo el diputado del Bloque Egipcio (liberal) Mohamed Abu Ahmed, reclamando la marcha de los generales, según recoge AFP.

El Movimiento del 6 de Abril considera que los disturbios responden a motivos políticos para mantener a los gobernantes militares. «Fue un caos premeditado, orientado a que los egipcios sientan miedo y dejen de demandar que los militares cedan el poder», dijo a DPA el abogado opositor Amr Hamzawi.

Muchos han querido ver en el linchamiento de los ultras del Al Ahly, firmes partidarios de la revolución, un ataque directo a los que resisten en Tahrir.

Después de recibir en el aeropuerto a los jugadores e hinchas evacuados en aviones militares de Port Said, el jefe de Estado de facto, el mariscal Huseín Tantaui, aseguró que se llevará a cabo una investigación y que los culpables serán castigados, además de decretar tres días de luto. El fiscal general de Egipto ha ordenado interrogar a 52 detenidos, así como a los jefes de seguridad de Port Said.