Galicia, un poco más aislada. La compañía, que el año pasado usaron más de medio millón de pasajeros (567.211 personas) de los casi cuatro millones que pasaron por los tres aeropuertos gallegos, dejará vacío un hueco que, hasta el momento, se desconoce cómo se va a cubrir. Y si alguna aerolínea se ha ofrecido a ocupar.
Si en los primeros momentos de la crisis, Vueling mostró su disposición a operar cinco de las rutas que ya no hará Spanair (de Barcelona a Berlín, Hamburgo y Lanzarote y de Bilbao a Tenerife y Gran Canaria), y la compañía Air Nostrum decidió aumentar plazas en sus vuelos a Menorca, no ha habido movimientos para operar los enlaces que Spanair ha dejado en el aire en A Coruña, Santiago y Vigo.
El cierre de Spanair reduce las posibilidades -y las frecuencias- de conectar con Madrid y Barcelona y de enlazar con otros destinos internacionales. A Coruña, donde los pasajeros de Spanair casi igualaban a los de Iberia, pierde seis vuelos diarios a Madrid y Barcelona; Vigo pierde dos con esos mismos destinos, y Santiago, uno con Barcelona.
Los vuelos a la capital quedan limitados a Iberia, Ryanair (solo Santiago), Air Nostrum y Air Europa (las dos solo desde Vigo).