Y en otro paso más, Teherán condena a muerte por espía a un exmarine

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

10 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un tribunal iraní condenó ayer muerte a un exmarine estadounidense bajo la acusación de ser un espía de la CIA. Un desafío más a EE.UU. en la ya elevada tensión entre ambos países provocada por el anuncio de nuevas sanciones contra Teherán y las amenazas iraníes de cerrar el estrecho de Ormuz si se lleva a cabo un embargo petrolero.

La Casa Blanca negó que el condenado fuese un agente y pidió su liberación. «Las acusaciones son falsas», dijo el portavoz de Seguridad Nacional de EE.UU., Tommy Vietor.

El condenado es Amir Mirzai Hekmati, nacido hace 28 años en Arizona en el seno de una familia iraní. Tras graduarse en la escuela secundaria en Míchigan, entró en la Infantería de Marina en el 2001 como traductor de árabe. Su padre, profesor en un colegio de Flint (Míchigan), declaró a medios de EE.UU. que su hijo no es un espía y que el juicio «no fue ni transparente ni justo». Explicó que estaba visitando a su abuela en Irán cuando fue arrestado a finales de agosto, en momentos en que trabajaba en Catar en una empresa. «Mi hijo es inocente, es un buen tipo, un buen ciudadano, un buen hombre», dijo el padre de Hekmati a la ABC News.

El tribunal revolucionario de Teherán lo condena a muerte por colaborar con un país hostil, ser miembro de la CIA y tratar de involucrar a Irán en acciones terroristas, según la sentencia difundida por la agencia iraní Fars. El juez Abdolghassem Salavati lo describió como un moharab (el que lucha contra Dios) y una mofsed (el que extiende la corrupción en la Tierra), como figura en la ley islámica, o sharia, que rige en Irán.

El 18 de diciembre, el Canal 3 de la televisión iraní difundió un vídeo con la supuesta confesión de Hekmati. Durante el juicio a puerta cerrada reconoció -siempre según la versión de Irán- que fue adiestrado por los servicios secretos del Ejército de EE.UU. en bases de Irak y Afganistán. Los iraníes afirman que ya lo habían identificado como espía en la base afgana de Bagram.

El sábado, Washington intentó en vano poder ver a Hekmati. El condenado aún puede apelar la sentencia.