«Thatcher no me interesaba»

maría estévez NUEVA YORK / COLPISA

FIRMAS

Meryl Streep asegura que al interpretar a Margaret Thatcher aprendió a dominar situaciones
Meryl Streep asegura que al interpretar a Margaret Thatcher aprendió a dominar situaciones

06 ene 2012 . Actualizado a las 13:14 h.

La nueva película de Meryl Streep, La dama de hierro, recorre la biografía de la exmandataria británica Margaret Thatcher. El filme, dirigido por la inglesa Phyllida Lloyd, empieza con una Thatcher anciana que sufre alucinaciones y habla permanentemente con su marido Denis. Pronto se descubre que en realidad conversa con un fantasma. Sin duda, la cinta escrita por Abi Morgan es una pieza teatral fascinante que en la gran pantalla pierde dramatismo y termina convirtiéndose en un vehículo más para que brille el enorme talento interpretativo de Meryl Streep. La dama de hierro muestra como Margaret Thatcher trabajó sin descanso para convertirse en primera ministra del Reino Unido, lo que incluyó un cambio drástico en su tono de voz. Considerada como una de las figuras más controvertidas del siglo XX, Thatcher es la primera y única mujer que ha llegado al 10 de Downing Street.

-Sorprende que interpretara a Margaret Thatcher, una de las mujeres más odiadas de la historia, con tanta ternura ¿Sintió simpatía hacia su personaje?

-No. No me inspira ninguna simpatía. Es cierto que ella permanece como una de las mujeres más odiadas por su política en Inglaterra. Fue una mujer rígida, que se mantuvo siempre firme en sus creencias. Precisamente la discrepancia que provocó en el mundo me cautivó. Me acerqué al personaje con muchas preguntas ¿Quién era? ¿Hasta dónde estaba dispuesta a llegar? ¿Su capacidad para destilar veneno? ¿Qué tipo de mujer puede aguantar años y años de odio manteniendo su postura? Es, sin lugar a dudas, una mujer fascinante. Una dama a la antigua, que encontraba su fuerza en su matrimonio, en su marido que la adoraba. Encuentro muy interesante mirar con profundidad una vida como la suya y encontrar al ser humano. He construido el personaje de dentro hacia fuera, para ella el mundo era su escenario donde tenía que interpretar el papel de primera dama. Después, en su casa, era una mujer diferente.

-¿Qué recuerdos tiene cuando ella marcaba el escenario político internacional y usted vivía en Nueva York?

-La verdad, no seguía lo que hacía Margaret Thatcher. No me interesaba. Yo no apoyaba a Reagan, que era un presidente conservador. Era una actriz de izquierdas y en EE.?UU. esa línea no se cruza. La Thatcher me parecía de otra especie, otra clase de persona con su pelo de burbuja y la ropa equivocada. Era objeto de bromas ridículas en la prensa y cuando fue elegida primera ministra yo acababa de dar a luz a mi primera hija. Con mis amigos hablamos mucho sobre el hecho de que, te gustara o no, en Inglaterra, un país dividido por las clases sociales, antisemítico, exclusivo con los géneros y con sus clubes solo para hombres, permitiera que gobernara una mujer. ¿Cómo ocurrió? Pensábamos entonces que América seguiría sus pasos, pero fíjate han pasado treinta años y seguimos sin una presidenta.

-¿Cuál fue el mayor reto de su interpretación?

-Si algo he aprendido de Thatcher es su capacidad para respirar. Estudiándola descubrí que su capacidad para hablar sin respirar le permitía organizar sus ideas y dominar cualquier conversación, incluso cuando ella no era consciente de ser quien dominaba. Conocerla me ayudó a entender su habilidad y, con mucho esfuerzo, conseguí representarla de forma adecuada.

Meryl Streep actriz, protagonista de «la dama de hierro»