Las cooperativas de Vilaboa y Meirás, en Valdoviño, las primeras en adaptarse a la ley de crédito inmobiliario

A. F. C. VALDOVIÑO / LA VOZ

VALDOVIÑO

Interior del supermercado de la cooperativa de Meirás, en Valdoviño
Interior del supermercado de la cooperativa de Meirás, en Valdoviño JOSE PARDO

Las cuatro sociedades de la zona que cuentan con sección de crédito llevan meses detectando un aumento de la clientela

03 nov 2021 . Actualizado a las 22:05 h.

Dos cooperativas de Ferrolterra figuran en el registro de prestamistas inmobiliarios, como exige la Ley 5/2019 reguladora de los contratos de crédito inmobiliario. La primera fue la de Vilaboa, que culminó la tramitación el pasado 21 de septiembre, y la segunda, la de Meirás, ambas del municipio de Valdoviño. Las dos entidades han sido pioneras en Galicia en adaptarse a la normativa establecida por la Administración autonómica, a raíz del cambio legislativo de 2019. «De non facelo quedariámonos ao marxe da concesión de créditos hipotecarios», explica José Ameneiros, gerente de la sociedad ubicada en la parroquia de Vilaboa.

Ameneiros detalla los pasos exigidos en un proceso que califica de largo y complejo: «Adaptamos os contratos de préstamo para axustalos á lei 5/2019 [reguladora de los contratos de crédito inmobiliario]; démonos de alta na plataforma Ancert para a remisión dos contratos ás notarías; formámonos [tanto o persoal da sección de crédito coma os membros do consello reitor] segundo establece a lei Icci [de Instituciones de Inversión Colectiva]; e adaptámonos, a nivel informático e administrativo, ao indicado pola Dirección Xeral de Política Financeira, implantando, por exemplo, un programa de scoring [un sistema automático empleado para el análisis de riesgos], e con todo iso inscribíronnos no rexistro».

En este momento trabajan en la implantación de las herramientas informáticas que les permitirán remitir mensualmente la información requerida por el Banco de España, «porque a lei di que unha vez inscrito no rexistro de prestamistas inmobiliarios, hai que comunicar ao Banco de España datos sobre a masa crediticia, o volume de impagados, as amortizacións, etcétera», agrega el gerente de la cooperativa de Vilaboa, que puso en marcha la sección de crédito hace 35 años.

«Na medida na que poidamos irémonos adaptando ao que nos pidan», apunta Javier Carballo, gerente de la sociedad de Meirás. La Cooperativa O Val (Narón) y la de Lago (Valdoviño), las otras dos que disponen de sección de crédito, trabajan para adaptarse a la nueva legislación. «Es un lío. Implica cambios en la operativa interna, requisitos para el consejo rector y para el personal, contratación de aplicaciones informáticas... La Xunta no ha tenido en cuenta que no somos bancos, y que para nosotros es muy difícil cumplir esas exigencias, porque no tenemos capacidad», sostiene Marta Vázquez, gerente de la entidad naronesa.

Su homóloga de la sociedad de Lago, Dolores Serantes, coincide en la complicación que genera este cambio. Los responsables de las cuatro cooperativas constatan el crecimiento de la demanda de servicios financieros registrado en los últimos meses. Atribuyen este aumento de la clientela, «a los problemas para hacer gestiones en efectivo, por los horarios, o el cierre de oficinas», enumera Serantes.

Vázquez destaca otro factor, «el cambio de la política bancaria con el cobro de comisiones por servicios que antes eran gratuitos». La atención presencial, con horarios de mañana y tarde, también influye en este mayor flujo de clientes a las cooperativas.