«A xente maior ten máis medo agora porque ve casos na súa parroquia»

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

VALDOVIÑO

CEDIDA

El personal del servicio de ayuda a domicilio, que dispone del material de protección, percibe el miedo y la soledad crecientes de los usuarios

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Al comienzo de la pandemia hubo quien disimuló el miedo con escepticismo. «Agora xa non, agora están máis preocupados que antes, teñen máis medo porque ven casos nestas parroquias pequenas, ou mesmo na súa, vese como que temos máis pandemia», subraya Pilar Caamaño, empleada de la concesionaria del Servizo de Axuda no Fogar (SAF) de Valdoviño, en alusión a las personas a las que cuida a diario. «A xente maior, e tamén as familias, teñen moita precaución, saben que teñen que usar a máscara e lavar as mans», reconoce, agradecida por la respuesta de los usuarios del servicio.

Están a punto de cumplirse ocho meses desde que se declaró el primer estado de alarma. «Ao principio escaseaban ata as máscaras, agora temos todo o material que nos fai falta. E xa te vas acostumando, segundo sobes ao coche xa che pide o corpo poñer a máscara, vaste adaptando á nova situación, aínda que todos estamos preocupados», admite Pilar. Eladio Montero, trabajador del SAF del Concello de Ortigueira, también se ha habituado: «Lévase mellor, porque vas sabendo máis da situación, pero sempre tes medo e incerteza».

Tanto él como los usuarios, la mayoría dependientes, de distinto grado, han restringido al máximo sus relaciones desde la irrupción del covid-19. «No verán moita xente ía ás festas que se fixeron, pero eu, por responsabilidade, quedaba na casa. A vida social desapareceu case para todos, e iso claro que nos afecta a todos, a nivel de estrés...», apunta este ortegano. Él y sus compañeras -más de 800 en las comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal, según los datos de 2019- atienden más de 1.700 dependientes.

«Hay gente que se ha dado de baja, personas que viven solas y que han tenido que marcharse a vivir con los hijos. En mi caso, una mujer se fue con su hija, al dejar de tener visitas y pasar todo el día sola... La integración social les hace mucha falta. Ella hubiera seguido viviendo en su caso, pero si no puede venir a verte tu familia, por miedo a contagiarte, es duro», apunta Ana Santalla, auxiliar del SAF del Concello de Cerdido. A lo largo del mes acude a 14 o 15 domicilios: «Ahora voy más tranquila que al principio, nos vamos concienciando de la gravedad y los usuarios y las familias respetan las medidas, mascarillas, lavado de manos...».

La única compañía

Aun así, hay a quien le cuesta cubrirse la cara cuando llega la auxiliar. «Es que están en su casa», explica Ana. No así a los mayores, que no dudan en ponerse la mascarilla para protegerse y para preservar la salud de quienes, en muchos casos, los asean, les preparan la comida, les hacen la compra, van a la farmacia a renovar sus medicinas y las reparten en los pastilleros, les ayudan a hacer ejercicio, leen con ellos y les dan conversación. En tiempos de coronavirus (y en algún caso, ya antes de la pandemia), para muchos son la única compañía.

En estos meses, el personal de ayuda a domicilio ha adquirido experiencia y, sobre todo, ha ganado en protección, con equipos individuales siempre disponibles. «Esa es la ventaja, que ahora tenemos muchísimo más material, y aunque la colaboración del Ayuntamiento fue siempre la que pudieron, antes no tenían medios», señala Araceli Taracido, del SAF del Concello de Cedeira. Ella ve menos temor ahora en los usuarios. «Al principio, el miedo era tremendo, pero después de pasar la primera ola, cuando nadie sabía cómo iba a ser... Si tuvieran muchísimo miedo utilizarían siempre las mascarillas... A ti, que estás invadiendo su intimidad, te da apuro decírselo. Tú vas protegida y procuras no hablar tan directamente con los familiares», comenta.

«Soñaba que iba a contagiar»

Si la situación de soledad, agudizada por el coronavirus, pesa en el ánimo de las personas dependientes, la ansiedad también se percibe entre las trabajadoras. «Cuando empezó todo dejé de dormir de noche con el estrés que tenía, solo soñaba que iba contagiando a la gente. ¿Sabes lo que es leer todo el rato en el grupo de WhatsApp ‘protegeos bien, estáis con personal de riesgo'? Algunos me llamaban la astronauta; no podía hacer más, o una escafandra...», relata Araceli.

Las auxiliares atienden a personas con demencia o Alzheimer. «Eso es lo más triste», coinciden. Algunos ni siquiera se acuerdan de la pandemia y se sorprenden cada día al ver aparecer a su cuidadora con el rostro tapado y una bata verde sobre el uniforme blanco habitual. «Todas estamos preocupadas -recalca Pilar-, traballamos con persoas maiores que teñen moitas patoloxías, tomando todas as precaucións, pero non se sabe onde está o virus nin como se contaxia, e tanto nós como os familiares dos usuarios temos que saír á rúa».