A Ladeira, la casa soñada está en Valdoviño

ANA F. CUBA VALDOVIÑO / LA VOZ

VALDOVIÑO

La vivienda diseñada y promovida por la arquitecta Carmen Batanero es una de las primeras de Galicia en lograr la certificación de casa pasiva, por su alta eficiencia energética

02 jun 2020 . Actualizado a las 20:53 h.

El ejemplo más gráfico es el del café. En una cafetera, para mantenerlo caliente requiere «una demanda constante de energía». Sin embargo, en un termo conserva la temperatura «gracias a su envolvente térmica, que no deja escapar el calor». Una casa pasiva (del alemán passivhaus) se diferencia de una edificación convencional por el bajo consumo y la alta eficiencia energética, lo que deriva en un elevado nivel de confort. Así lo explica, en pleno confinamiento, la arquitecta Carmen Batanero (Madrid, 1977), diseñadora, promotora y constructora de A Ladeira, una vivienda que parece haber surgido de la misma ladera, cerca del mirador de O Paraño, con unas extraordinarias vistas a la playa de A Frouxeira.

Su marido, Gustavo Porta, es de Valdoviño, y ella se declara «enamorada de esta zona tan maravillosa». Especializada en este tipo de construcción, decidió experimentar con su propio proyecto, una casa con muros de hormigón, igual que los pilares del garaje; estructura de madera (que recubre techos, alguna pared, suelos y parte de la fachada) combinada con muros de carga de termoarcilla; ventanas de doble acristalamiento con gas argón; tejado de acero galvanizado pintado para mimetizarse con el mar; y paredes exteriores recubiertas de una piedra autóctona, dorada con la puesta de sol.

«El concepto era evitar fronteras, estar dentro y sentirte como si estuvieras fuera, dándole una continuidad natural al espacio», define. La luz natural inunda cada estancia y la iluminación artificial, sin lámparas, surge de suelos, techos y paredes. Carmen ha mimado el interiorismo, buscando la simplicidad (encimeras de una sola pieza, como los pavimentos y los revestimientos de los baños, de gres porcelánico de gran formato) y «el contacto permanente con la naturaleza».

A Ladeira es una de las primeras casas pasivas erigidas en Galicia y en obtener la certificación del Passivhaus Institut (alemán), gracias a los materiales utilizados, también certificados, y los métodos constructivos, aplicando los cinco estándares básicos de este tipo de edificación, que se resumen en un aislamiento y una ventilación perfectos, lo que evita el uso de calefacción o aire acondicionado, y garantiza el confort. Después llegaron las pruebas para verificar que se cumplían todos los requisitos, que superó con matrícula.

Construir una vivienda pasiva cuesta un 20 % más que una convencional. El consumo de energía es mucho menor y, principalmente, de fuentes renovables (en su caso, aerotermia). Batanero incide en «el seguimiento de la obra, un factor fundamental», y «la orientación, muy importante». «Quería algo funcional, donde todo sirva para algo [...], y una casa que no impidiera seguir viendo el lugar». Sueño cumplido. En la página web de su estudio, passivbau.es (en memoria de su padre, arquitecto), se puede observar en detalle la perfecta integración de esta vivienda con el paisaje de Valdoviño.

Los estándares que rigen el concepto de «passivhaus»

El aislamiento térmico, con «materiales que eviten que las altas o bajas temperaturas penetren en el interior»; la ausencia de puentes térmicos, «puntos débiles por los que se pierde mucho frío o calor, perjudicando la eficiencia energética del edificio [...], es importante que la capa de aislamiento sea continua, en paredes, techos, cantos o juntas»; ventanas y puertas de altas prestaciones, «ya que son las zonas más débiles de la envolvente de la casa»; la hermeticidad, «clave para evitar flujos de aire húmedo, pérdidas de energía y confort»; y la ventilación mecánica, que consiste en «introducir aire fresco del exterior y sacar el aire viciado del interior; el aire nuevo se filtra y recupera la temperatura del aire viciado».

Estos son los cinco estándares básicos por los que se rige el concepto de passivhaus. No se pueden superar los 15 kilovatios por metro cuadrado y año de demanda de energía o los diez de potencia para obtener la certificación.