El fantasma de la crisis del agua

VALDOVIÑO

á. manso

El olor detectado por vecinos despierta el recelo hacia el agua de la traída un año después de las restricciones

22 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A punto de cumplirse el primer aniversario de la que acabó por conocerse como crisis del agua, el fantasma de los problema sobre el suministro potable ha vuelto a despertarse. Vecinos de distintos puntos de la ciudad se han quejado del fuerte olor a cloro que desprende el líquido que sale por el grifo. Pero desde el Concello, que intenta dejar atrás esa pesadilla y evitarla de nuevo, se apela a la normalidad y a la tranquilidad.

¿Se puede beber el agua aunque huela a cloro?

Sí. El olor y el sabor del agua potable son factores que se miden en las analíticas y su nivel actual es de uno, sobre un máximo de tres, por lo que su calidad se considera idónea.

¿Cómo es posible que huela en unos barrios y en otros no?

No hay explicación científica para ello. El incremento de la dosificación de dióxido de cloro se aplica desde el pasado día 6 en la Estación de Tratamiento de Aguas Potables (ETAP) de Catabois, donde se utiliza también como desinfectante final cloro gas. Se busca con ello minimizar el incremento de materia orgánica del caudal de agua bruta para evitar que reaccione con el cloro y se formen los temidos trihalometanos. Pero según aseguró el concejal de Servizos, Germán Costoya, toda el agua de la red sale en idénticas condiciones y del mismo sitio, la planta de Catabois.

¿Se evitará una nueva crisis de los trihalometanos?

Con el nuevo sistema de cloración se reduce el riesgo, pero no se puede evitar al cien por cien. Para ello, habría que optar por otros sistemas de potabilización como el de ozono, que se utiliza actualmente en Valdoviño. El alcalde, Jorge Suárez, apuesta a medio o largo plazo por esta opción, pero supeditada a lograr financiación externa para reformar la ETAP.

¿En qué derivó la crisis del agua?

A raíz de los elevados niveles de trihalometanos que obligaron a restringir el consumo de agua de la traída durante cuatro días se abrieron cuatro investigaciones: una de ellas de la Fiscalía, que fue archivada al mes siguiente de las restricciones; otra del Valedor do Pobo; una de la Xunta y otra más del Concello. Pero ninguna llevó aparejado la asunción de responsabilidades. Lo que sí se hizo fue reintegrar al bolsillo de los ferrolanos el importe proporcional por esos días sin poder ingerir agua potable: la rebaja en el recibo fue del 5 % en los conceptos relacionados con el consumo de agua y del saneamiento, y que en la práctica supuso un descuento de entre 55 céntimos y un euro. «Máis que unha crise de saúde pública, que non o foi, foi entre institucións», resumía ayer Suárez. La relación con el socio privado de Emafesa se enrareció -aunque lo que la tensó definitivamente fue la EDAR-, y la investigación de la Xunta todavía está «en debate» con la empresa mixta.