La casa soñada con vistas a la ría de Ares está en Pontedeume y se vende por 850.000 euros

ANA F. CUBA PONTEDEUME / LA VOZ

PONTEDEUME

El dueño de esta vivienda de 350 metros cuadrados, situada en Boebre, se enamoró de joven de las puestas de sol de la zona y acabó comprando la finca

26 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay sueños que acaban cumpliéndose. El coruñés Juan Carlos Fernández López mantiene, desde muy joven, un fuerte vínculo emocional con el entorno de la ría de Ares, localidad donde solía veranear. «Siempre que pasaba por la recta de Boebre y por Ber [en Pontedeume] me quedaba enamorado de las puestas de sol [sobre el mar]», recuerda. Años más tarde, cuando surgió la ocasión de hacerse con una finca en la zona, se lanzó a la aventura.

Todo empezó en 2002: «Fue una autopromoción, compré un proyecto básico que ya estaba aprobado y parte de la finca, porque el 1 de enero de 2003 entraba en vigor la ‘ley Cuíña' [en referencia a la Lei 9/2002, de 30 de diciembre, de ordenación urbanística e protección do medio rural de Galicia], y la distancia para poder construir en áreas de costa pasaba de 100 a 200 metros». Este «arquitecto frustrado» modificó casi todo el diseño original y tras dos años de papeleo y obras, en 2005 quedó lista su casa, de 350 metros cuadrados, dentro de una parcela de 4.700, con extraordinarias vistas a la ría de Ares. Allí vive desde entonces. «En vez de comprarme un piso en A Coruña, me hice una casa en el lugar de O Borredo, en Boebre, a menos de media hora de mi trabajo [en la ciudad herculina]», relata.

Dos décadas después, su situación personal ha cambiado y se ha visto obligado a poner a la venta, por 850.000 euros, su vivienda, con tres dormitorios (el principal, tipo suite, con dos vestidores), tres baños, un enorme salón, una cocina en isla, un despacho (convertible en dormitorio) y una piscina interior climatizada (apoyada por bomba de calor, con energía fotovoltaica, y con posibilidad de abrir los paneles que dan a la parcela en verano), detalla José Peñamaría, gerente de Urbenorte Inmobiliaria, la agencia de A Coruña que comercializa el inmueble. Además del trastero, el cuarto de lavandería o el garaje, con dos plazas, la zona de barbacoa y el huerto, o la calefacción, «con sistema de aerotermia o gasoil».

Para el propietario, la mayor singularidad de esta construcción «es la luz natural que tiene, no solo por las cristaleras (todo alrededor), sino por la claraboya central (la escalera recibe la luz cenital)». Sin olvidar los atardeceres —«durante tres o cuatro meses ves la puesta de sol sobre el mar, es una gozada»— y el entorno —«bastante agreste... puedes ver corzos, perdices que crían por la zona...»—. Situada a unos 40 metros sobre el nivel del mar, la edificación está aislada del suelo a través de un semisótano (impracticable).

Desde que se puso a la venta ya han surgido interesados, entre ellos «varias parejas extranjeras, alguna con ganas de cambiar radicalmente de vida», comenta el dueño. Aparte de la playa de Ber (y del otro lado, la de Perbes), justo por debajo de la finca se encuentra la cala de Paredes.