De Puerto Rico a Pontedeume, un idilio que dura casi 40 años: «Este es el pueblo más mágico de España»
PONTEDEUME
Frederick Dallmayr, de origen alemán, y su mujer, María de los Ángeles Vázquez, de padres gallegos, viajan desde 1986 a la villa eumesa, donde ya tienen casa y muchos amigos
25 ago 2024 . Actualizado a las 09:42 h.Hace casi 40 años que los puertorriqueños Frederick Dallmayr y su mujer, María de los Ángeles Vázquez, visitan Pontedeume cada verano. «Vine por primera vez en 1986, por una convención de médicos», cuenta Fredi, como le conocen en la villa eumesa. Su suegra era de A Coruña y su suegro, de Santiago, donde se hizo maestro y estudió Medicina, y en 1946 emigraron a Puerto Rico. «El Gobierno de Luis Muñoz Marín necesitaba médicos y él se tiró a la aventura», explica.
La familia de Frederick, de origen alemán, también había viajado a la isla caribeña: «Mi padre era maestro cervecero y estuvo en la industria de la cerveza en Puerto Rico toda la vida». En 1971, aquellos jóvenes de ascendencia germana y sangre gallega se conocieron en la Facultad de Comercio, donde ella se especializó en finanzas y contabilidad y él en mercadeo (comercio). Entre 1986 y 2003 atravesaron el océano cada año. «Desde que nos casamos veníamos a España dos o tres semanas, lo máximo de vacaciones que hay en Estados Unidos y Puerto Rico [Estado asociado]. Nos quedábamos en Santiago, en el hotel Peregrino, y desde allí salíamos de viaje cultural... y como soy un amante del vino, íbamos de catas a las bodegas», relata. Recorrieron media Península. «Pero Galicia es la región más bonita de España, la más verde», subraya.
Cada verano se reservaban al menos un día para visitar Pontedeume «Hasta que logramos regresar a otra convención de médicos; las comidas, las cenas y las reuniones se hacían en el hotel Eumesa, y yo me colaba con mi esposa porque era muy amigo de todos los médicos —recuerda—. En 1993 o 1994 empezamos a quedarnos uno o dos días en el hotel Eumesa (un pariente de mi esposa tiene casa en Mugardos), y luego regresábamos a Santiago. Ya en el 2000, a raíz de que un puertorriqueño que había logrado comprar casa en Pontedeume, amigo de Tino Regueira, nos interesamos...».
Pero una enfermedad les impidió volver a cruzar el Atlántico hasta 2003, cuando adquirieron un piso en Pontedeume, su «punto de partida» para conocer «Viveiro, Cedeira, Porto do Son, Combarro...». Desde que se jubilaron, las estancias se han ido alargando y ahora agotan «el tiempo máximo que les permite la ley», como ciudadanos de fuera del territorio Schengen (90 días en un período de 180).
«Pontedeume nos encantó desde el primer momento, es el pueblo más mágico de España y de Galicia, por la cultura que hay, la gente, la vida por la noche, especialmente en verano... Te sientas en la plaza Real y ves a los abuelos, los padres y los nietos jugando, es un ambiente que en Puerto Rico no tenemos, aunque fuimos colonia española [hasta 1898]», recalca Frederick, de 71 años, recién cumplidos. Celebró el aniversario con sus amigos, con los que quedan cada martes, jueves, viernes y sábado para ir de vinos. «Muchas veces empezamos en el Garabana, en Cabanas, y ya venimos al pueblo... con Coco, en el Ciaboga, y otros».
De la comida, qué decir, se pregunta: «Es espectacular. Uno de mis platos favoritos es el raxo... zamburiñas, paella, rape, todo está tan rico... Y los restaurantes, La Pitanza, el 32 (Ángela hace unos platos exquisitos y la atención de Fernando y Jenny es impresionante); antes estaba el Compostela [cerrado], Maruja cocinaba como las abuelas...». Destaca «los helados del Stollen, la proia de Patricio y un dulce redondo de la pastelería Obradoiro».
Frederick fue gerente de una empresa norteamericana con sede en Jacksonville, en Florida, dedicada a la logística marítima (importación y distribución de alimentos). «Desgraciadamente —señala—, mi país está maluco, todavía hay muchas personas sin electricidad desde [el huracán] María, en 2017». Reconoce el malestar con Estados Unidos por la falta de ayuda: «Somos la ventana del Caribe, una isla estratégica a nivel militar, con un número inmenso de bombarderos y hasta submarinos nucleares».
Esta pareja (ella tiene primos en Tarragona) continúa surcando España, de bodega en bodega. Ya están planificando la estancia de 2025, «cinco meses completos en Pontedeume [adonde también acude su hija]», ríe Frederick. Y por primera vez, también en Navidad, del 15 de diciembre al 21 de enero, aprovechando un viaje a Alemania para que su mujer conozca los mercados navideños.