Largo pleito por un camino de menos de 200 metros en el que una vecina colocó su portalón

Bea Abelairas
B. abelairas FERROL / LA VOZ

PONTEDEUME

Imagen de archivo del castelo de Andrade, en Pontedeume.
Imagen de archivo del castelo de Andrade, en Pontedeume. CESAR TOIMIL

El fin del acuerdo verbal cimentado por varias generaciones en una aldea de Pontedeume llega a la Audiencia Provincial

11 abr 2023 . Actualizado a las 19:26 h.

Hace años que en una aldea de Pontedeume hay pleito por una franja de terreno que no llega a los 200 metros. Era un camino que daba servicio a varias fincas rústicas, muchas de ellas de la misma familia, que han ido mudando de manos o de uso debido a herencias y compras. La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de A Coruña acaba de pronunciarse sobre una disputa vecinal por esta zona de paso, cuyo uso se reguló durante años con acuerdos verbales. El conflicto se desencadenó hace casi dos décadas, cuando una vecina instaló en esta franja de terreno —que era paso para leiras de labranza— el portalón de su chalé.

La Audiencia confirma la sentencia de primera instancia que le da la razón a la mujer que cerró y se quedó con el sendero, a pesar de que los demandantes llevaron al juicio peritos y testimonios de vecinos que acreditaron la existencia del camino vecinal. Una de ellas describió que durante décadas presenció como los antiguos labradores de la zona usaban el paso para acudir a trabajar la tierra: «Tenían la finca ‘de arriba', que después pasó a los demandantes, y las tías ‘la finca de abajo' donde tiene la casa Margarita (la demandada) y llegaron a un acuerdo para el uso del camino», aseguran sobre una situación que se mantuvo así durante cerca de medio siglo.

Ambas partes presentaron informes periciales y el fallo realiza un pormenorizado estudio de la situación de la franja de terreno de 192 metros. Las disputas comenzaron en torno al año 2004, cuando comenzaron las obras de construcción de la vivienda de la demandada: primero se cimentó el camino, después se cerró con un portalón, al que se le fue dotando de timbre y buzón. La sentencia recoge que los demandantes siempre hicieron uso de la franja hasta que se cerró con llave: «Le permitían el acceso a Margarita (la demandada) hasta que vinieron un día a que les firmaran un documento en el que se indicaba que el camino» le pertenecía a ella e incluso intentó cambiarlo en el catastro.

Aseguran que la nueva vecina se aprovechó de su «gesto de buena vecindad» y la mujer debería haber instalado el portalón en los límites de su finca. Sin embargo, el tribunal no encuentra pruebas que dejen clara la propiedad del terreno y recuerdan que la mujer estuvo ocupando el paso con maquinaria durante 15 años, mientras levantaba su casa.