La comarca de Ortegal produce unas cuatro mil toneladas de manzanas

La Voz

PONTEDEUME

ÁNGEL MANSO

La campaña de recogida de pomas para la elaboración de sidra en Asturias echó a andar hace dos semanas en el área ortegana y en Pontedeume, con buena cosecha

08 oct 2019 . Actualizado a las 11:36 h.

La escena se repite cada otoño. Quienes transitan por las carreteras de Ortegal empiezan a ver sacos blancos al pie de las fincas, igual que ocurre en las parroquias eumesas. La campaña de recolección de la manzana arrancó algo tarde este año, el fin de semana del 21 y el 22 de septiembre, y seguirá hasta noviembre. Primero se recogen las pomas del suelo, destinadas a la elaboración de vinagre o sidra achampañada, y después se varean los frutales.

La empresa Paco de Viveiro, fundada por el viveirense Francisco Galdo hace más de seis décadas, es el principal comprador en la comarca de Ortegal y en Pontedeume (además del área de Viveiro). Con 84 años, continúa volcado con la campaña, pero es su nieto Iván quien gestiona el negocio, junto a su primo Jesús, que coordina las descargas y la selección de manzanas en el almacén de San Adrián (Ortigueira). «Este ano hai moita colleita en Viveiro e Pontedeume, e algo menos en Ortegal. Asturias tamén ten un cosechón, e iso vese nos prezos», explica Iván.

Centenares de productores

Este joven empresario estima que «un ano de produción boa, de Ortegal poden saír, fácil, catro millóns de quilos. É onde hai fincas máis grandes, que dan oito, dez e ata quince toneladas, e séguese repoboando. Aquí hai moita maceira, con diferenza é onde máis, máis seguramente que na Estrada». En los municipios de Ortigueira, Mañón y Cariño hay centenares de pequeños productores, que han plantado manzanas en terrenos agrícolas. «Onde non se poden poñer eucaliptos, ou pos castañas ou mazá, é o único ao que lle podes quitar algo», corrobora Iván. Los precios llevan años estancados, por la abundancia de fruta en Asturias y el País Vasco, o por la entrada de producto foráneo, de Francia o los países del este de Europa.

La rentabilidad anual varía en función de la superficie plantada. Hay quien obtiene cien euros y quien saca 1.500, y la media apenas alcanza los 300. Muchos vecinos se contentan con despejar sus parcelas. Es el caso de Silita Ramos, vecina de Espasante: «Dáme pena ver as mazás tiradas no chan, prefiro vendelas aínda que dean pouco, para que polo menos me limpen a finca. A min chégame con quedarme cunha maceira [para consumo familiar]». La manzana entregada en el almacén es la que se paga mejor —y aun así casi nunca rebasa los 12 céntimos por kilo—, pero apenas representa un 15 % del total. El 60 % de los productores prefieren que el mayorista se ocupe de todo, aunque no reciban más de seis céntimos. La otra cuarta parte las recolectan y las ensacan, para que el camión de la empresa las retire, y pocos años superan los diez céntimos.

Paco de Viveiro contrata a una treintena de temporeros, la mayoría de origen marroquí (alguno lleva ya tres lustros trabajando con esta firma), que se encargan de limpiar las plantaciones.

Ollo branco y ollo mouro

«Nesta zona abundan as variedades ollo branco [que en el área eumesa se conoce como príncipe] e ollo mouro. A mazá de Ortegal é máis doce», indica Iván Galdo. Tiene 38 años y recuerda, de chaval, «cando se pagaban a 25 e 30 pesetas o quilo, impensable hoxe [0,15 y 0,18 euros]». «A única maneira de sacarlle un rendemento —constata— é cunha finca grande». Casi un milagro, en la tierra del minifundismo.

«De la manzana de sidra sacas algo cada año, pero no obtienes un rendimiento para poder vivir de ella»

Agustín Gómez productor, ortigueira

«Tengo manzanos desde hace muchos años, y hace tres y medio o cuatro hice una plantación con un patrón de manzana más pequeño, que te permite que crezca de una manera más manejable, más cómoda a la hora de podar y trabajar con ella», señala Agustín Gómez. Este vecino de San Adrián de Veiga, en Ortigueira, ha plantado «manzana asturiana de sidra». «Hasta ahora, el mercado se iba todo al Principado; ahora va algo para Chantada, pero los precios siguen siendo patéticos, no obtienes un rendimiento para poder vivir de ella», corrobora.

Gómez coincide con sus vecinos de más edad en que «los precios están congelados desde hace treinta años». «La justificación que se da es que viene manzana de Francia en barcos y del este europeo, en camiones, a precios muy bajos, pero no tiene explicación... Cuando tomas sidra en Asturias ves que el precio se ha incrementado en orden a lo que ha subido la vida, como es lógico. [Los mayoristas] se están aprovechando del productor de manera exagerada», opina.

La transformación

Los fruticultores que se dedican a las pomas de sidra se quejan «de esa falta de rendimiento económico», pero acaban sucumbiendo. «Al menos le sacas algo cada año, no te da para vivir de ella, pero sí para compensar los gastos de limpieza de la finca —argumenta—. La mayoría lo hacemos por eso. Si tuvieras que contratar las podas y el mantenimiento, sería ruinoso». Y no pierde la esperanza: «Con el tiempo quizás nos demos cuenta de la riqueza que tenemos y si se establece más gente que quiere transformarla [en Galicia], tal vez se le pueda sacar más partido».