Miles de personas asisten durante el fin de semana a la cita
07 jul 2019 . Actualizado a las 22:10 h.Blasones, banderolas, vecinos ataviados de época... El feirón medieval convirtió un verano más las empinadas calles de Pontedeume en un auténtico hervidero de gente. En este año especial en el que se cumplen 650 años de la colocación de la primera piedra del castillo de los Andrade, la cita reforzó su vinculación con la historia local y revalidó su posición como uno de los emblemas festivos de la comarca.
Los hosteleros volvieron a hacer durante estos días su particular agosto, gracias a un mercado que demuestra año a año su tirón. «Llegó muchísima gente de A Coruña y también de la zona de Lugo. Y hubo turistas que venían de paso, al ver tanto ambiente, optaron por quedarse», anota Esther López, desde el puesto de información, antes de subrayar que la madrugada de sábado el abarrote era total.
Y al día siguiente de la «revolución Irmandiña», este domingo, la afluencia era igual de notable algo que se adivinaba antes incluso de llegar al pueblo al ver la riada de visitantes que cruzaba a pie el puente de piedra. Una vez en el Pontedeume medieval se sucedían las estampas curiosas: desde el cerdo que se asaba en el kebab hasta las colas para quitarse una foto bajo la entrada del castillo de cartón piedra, o los mil y un puestos de artesanías que se encontraban a o largo del recorrido, marcado por los olores de las paradas de restauración.
También muy concurrida estaba la de la alameda de Raxoi, especialmente al mediodía. Allí un aluvión de pequeños como Dani López, ferrolano de siete años, planteaban dudas sobre la colección de aves que se exponía (lechuzas, águila de Nepal...) y después disfrutaba de la exhibición de cetrería. A pocos metros, la coruñesa Lidia Ferreiro probaba su puntería en el tiro con arco y opinaba que el escenario hace que este sea un mercado medieval único, argumento que hacían suyo los vendedores.
Desde el Concello se muestran satisfechos con el desarrollo del feirón y la afluencia de público. «Es junto a As Peras nuestro principal reclamo», señala la edil de Turismo, quien destaca la acogida de propuestas como el conjuro de la queimada, organizado por hosteleros de la zona.