«Quedamos no pendello de Boebre»

ana f. cuba PONTEDEUME / LA VOZ

PONTEDEUME

JOSE PARDO

La fenesa Sonia Orgeira Díaz, al frente del bar Cuatro Caminos desde hace poco más de un año, ha transformado el viejo negocio en un local «enxebre y acogedor»

21 ene 2019 . Actualizado a las 09:10 h.

Hay negocios que decaen sin remedio y otros que, justo cuando amagaban con desaparecer, resurgen. Sonia Orgeira Díaz (Barallobre-Fene, 42 años) ha obrado el milagro con el viejo café bar Cuatro Caminos de Boebre (Pontedeume). «Debe llevar aquí unos 50 años, siempre como tienda, bar y estanco», cuenta la responsable del establecimiento desde octubre de 2017. Antes de emprender esta nueva etapa, ella y su pareja, Álex, trabajaron sin descanso durante dos meses para reformarlo, y el viejo local pasó a la historia. Decidieron cerrar la tienda -«la eliminamos porque es imposible competir»-, cambiaron la cara del bar y del estanco, habilitaron una terraza de 60 metros cuadrados con parrilla y un aparcamiento con capacidad para medio centenar de coches.

«Hicimos nosotros toda la obra, porque contratarla resultaría inviable económicamente, y además no era fácil que quedara como nosotros la teníamos en la cabeza. El resultado es muy enxebre, coqueto y acogedor, con toda la decoración de madera, y las mesas con bancos, nada de sillas tapizadas. Es lo que tradicionalmente se conoce en Galicia como un pendello», cuenta Sonia. De ahí que ahora muchos clientes, en lugar de citarse en el Cuatro Caminos digan «quedamos en el pendello de Boebre». Tan bien ha cuajado la denominación, que han dudado si cambiar el nombre al negocio. «Le hemos dado vueltas, pero de momento lo mantenemos así», señala.

Torreznos, criollos o churrasco

Los vecinos de Boebre, pocos durante el invierno, siguieron con curiosidad las reformas y aún ahora observan, «sorprendidos, tanto movimiento». La terraza, decorada en la misma línea rústica del interior, se inauguró el 29 de junio, coincidiendo con el Feirón Medieval de Pontedeume y las fiestas de Miño. «Queríamos ofrecerle algo diferente a la gente», recalca la encargada del local, que se ocupa de la cocina y la barra, con ayuda de una empleada, mientras Álex atiende la parrilla, la perla del local. Del asador, alimentado con leña, salen los pinchos de torreznos (raxetas), criollos, chorizos o tiras de churrasco. El surtido es amplio, sin olvidar la lengua estofada, de los bocados que más se cotizan.

Por la parrilla también pasan los mariscos, los pescados y las carnes que sirven en el Cuatro Caminos. «Es lo que nos distingue», apunta Sonia. Y lo que abarrotó el local durante todo el verano -«en agosto un día asamos unos carneros al espeto y aquello fue la locura», recuerda la gerente- y continúa llenándolo, sobre todo los fines de semana. La clientela es dispar, «desde juventud a gente mayor, que vienen de Ferrol, A Coruña e incluso de Lugo, aparte de Pontedeume o Miño, a tomar los vinos o a comer [recomiendan hacerlo con reserva previa para evitar disgustos]». En Navidad obsequiaron a la gente con zamburiñas a la plancha.

Pero, ¿qué se puede comer en el renovado Cuatro Caminos? «Si no te gusta la carne, pues un bacalao a la brasa, pulpo a la brasa o á feira...». Para todos los demás, «solomillo, secreto, presa o carrilleras de cerdo ibérico». ¿Postres? «Caseros, tarta de queso al horno, flan, tarta de la abuela, varía dependiendo del día». Todo, dice, «a precios asequibles».

También venden periódicos

En este histórico negocio de Boebre venden, además, La Voz de Galicia. «A nosotros nos llega nuestra suscripción, pero el domingo íbamos a buscárselo a algún vecino mayor de aquí a Miño, y pensamos que mejor era venderlo directamente», comenta Sonia, mientras algún cliente espera su pincho de la parrilla para acompañar la consumición. Suelen ser más de uno y de dos, y parece que quien prueba repite, tentado por las raciones y el olor de la brasa. En «este pendellico de aldea de toda la vida», Sonia y Álex se van ganando la confianza de los comensales.

«Lo que nos distingue es la parrilla, para los pescados, las carnes o los mariscos»

«Viene juventud y gente mayor, de la zona de A Coruña, Ferrol, Pontedeume, Miño e incluso Lugo»