Mari Carmen Rey y Ramón Rodríguez llevan 27 años al frente del bar Barón y este año han abierto un alojamiento en una vivienda restaurada de la calle O Barro
19 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Los huéspedes del hotel Montebreamo, inaugurado el 1 de agosto, sucumben cada mañana al bizcocho y a las mermeladas que elabora Mari Carmen Rey (Lugo, 54 años), propietaria del establecimiento, junto a su marido, Ramón Rodríguez (Pontedeume, 55 años). La pareja regenta desde hace casi 27 años el bar Barón, en la calle San Agustín. «No es nuestro, lo tenemos de alquiler [...]. Cuando empiezas a salir de vacaciones y vas a casas rurales... Como somos los dos autónomos, para tener un plus, e incluso para poder retirarnos algo antes, decidimos comprar la vivienda [donde han habilitado el hotel]», repasa Mari Carmen.
Desde entonces transcurrió una década, dos años y medio hasta conseguir la licencia y un parón forzado por la crisis. Hasta que el año pasado retomaron el proyecto y completaron la rehabilitación del inmueble, situado en la calle O Barro. «Nuestra idea era hacer una casa rural, pero en Turismo no nos dejaron porque no tenía finca exterior, y hemos abierto un hotel», cuenta la dueña del establecimiento. Buscaban «un espacio familiar, en el que te encuentres como si estuvieras en tu casa». Y a tenor de los comentarios de sus clientes de estos meses lo han conseguido.
El nombre del hotel responde a la localización, en la ladera del monte Breamo. Por un lado da a la carretera general y por otro al Camiño Inglés. «En verano tuvimos turismo vacacional, ha habido peregrinos y ahora se aloja gente que viene a visitar las Fragas do Eume, además de trabajadores de empresas del polígono», explica Marina Enríquez, gerente del negocio. Cuentan con seis habitaciones dobles (una de ellas adaptada), tres con galería y dos con puerta-balcón; con vistas al monte Breamo o a la ría eumesa. Las estancias, con mobiliario restaurado, llevan el nombre de las seis parroquias de Pontedeume: Vilar, Boebre, Centroña, Andrade, Nogueirosa y Ombre, una idea de Ramón, como recuerda su mujer. En el exterior destacan la carpintería, de madera pintada de azul, y la piedra, que en el interior se combina con otros materiales. «Tiene el encanto de una casa de turismo rural, pero a cinco minutos del centro del pueblo andando», recalca Marina.
Las habitaciones llevan el nombre de las seis parroquias de Pontedeume