Martina González Veiga: «El relax es el mejor afrodisíaco»

Ana Abelenda Vázquez
Ana Abelenda REDACCIÓN / LA VOZ

PONTEDEUME

Pinto & Chinto

La sexóloga eumesa reconoce que de pequeña prefería coleccionar coches que jugar a las princesas

26 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Con sus 1,80 metros de altura, su afición a los coches y su apuesta en el amor por el modelo «todos ganan», Martina González Veiga (Pontedeume, 1979), directora del centro de sexología Con Mucho Gusto!, de Santiago, rompe el molde Disney que la marcó de niña. ¿La bella durmiente le quitaba el sueño?, pregunto a quien como lectura de verano recomienda Mujeres que ya no sufren por amor, de Coral Herrera. «Soy de una generación que creció con las historias de Disney, de chicas buenas y monísimas, pero nunca fui muy de princesas. Huía de los vestidos o los escondía al fondo del armario. Me gustaba más coleccionar coches, subir a los árboles o hacer deporte. Yo rompo ese canon. Para empezar, siempre he sido alta», afirma.

-¿Siente que impone?

-A veces sí he sentido ese miedo masculino de «Oh, qué chica más alta, es más alta que yo», como si la estatura marcase una distancia insalvable. Es como si tienes mayor éxito profesional que un hombre, parece que asusta. A ellos les enseñan a ocupar una posición de poder, y moviéndonos desde ahí es difícil mantener relaciones horizontales. Hay que cambiar el foco.

-Hace años que está en onda, ofreciendo en la radio «Consellos con Sexo». ¿Nos hace falta más educación sexual?

-Claro. Hasta que la educación sexual no esté implantada en los centros educativos, será una formación insuficiente. Porque es algo que debería estar incorporado desde infantil, en los colegios. Y en las carreras. Hoy en día llama poderosamente la atención que en psicología, medicina o magisterio no se trate la sexualidad más allá de lo biológico. El sexo es algo que va con nosotros, tengamos encuentros eróticos o no.

-¿Cuándo deberíamos empezar a hablar de sexo con los hijos?

-Desde que nacen, ¡o antes! Empieza con el primer contacto con la personita. La forma en la que le hablas a tu bebé, o en la que le muestras afecto, eso ya es educación sexual.

-¿Vivimos marcados por el Photoshop de los estereotipos?

-Un montón. Hay muy poca diversidad. Los modelos son irreales, estereotipados y sexistas. Nos bombardean con un canon. Parece que solo hay una manera de ser mujer, y otra de ser hombre, o que todo el mundo es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario, ¿no?

-¿Hombres y mujeres aman y desean de manera diferente?

-Todos amamos y deseamos de manera diferente. Yo se lo planteo a la gente en consulta: «Oye, ¿tú crees que a todo el mundo le gusta hacer lo mismo en su tiempo libre, o que tiene el mismo plato favorito?». «No». Pues lo mismo en el plano sexual. Lo de que las mujeres somos más emocionales es un topicazo. Nosotras no tenemos una habilidad especial para los sentimientos, o para los cuidados y la limpieza, es que nos entrenan en eso desde pequeñas. La educación condiciona. Y está el poso que dejan los cuentos y las películas. A veces es un lastre que dificulta que nos amemos bien.

-¿Cuál es la sal de una relación?

-La comunicación y el buen trato. Nada de tiras y aflojas, ni de ahora sí ahora no, ni de montañas rusas de emociones. La sal de una relación es quererse bien, se basa en el modelo «todos ganan». Y eso es algo que empieza por uno mismo. Pero no nos enseñan a querernos.

-¿Qué hace a diario Con Mucho Gusto?

-Pasar consulta en un sitio donde la gente puede sentirse cómoda y segura, y quitarse las capas para ser como de verdad es. Sin apuro, aparcando la lucha entre lo que son y lo que sienten que deben ser. Además de consulta, tenemos una erotienda. Me parece importante la divulgación, ayudar a que la gente pierda el miedo a consultar sus problemas sexuales y de pareja.

-¿Por qué es sexóloga?

-Di con mi vocación. Hice Psicología porque se me daba bien escuchar a la gente y al acabar la carrera me tocó hacer las prácticas en un centro de orientación familiar en Ferrol, y fue como... un flechazo. Empecé a ir a congresos de sexología e hice el Máster de Sexología y Terapia de Pareja en Madrid. En marzo del 2011 decidí diseñar Con Mucho Gusto!, abrimos en noviembre de ese año ¡y hasta hoy!

-¿Fresas con champán, el cóctel más sexi para el amor?

-Nos pasamos la vida buscando algo mágico que nos ponga a tono, y no nos damos cuenta de que hay cosas muy afrodisíacas que además tienen una explicación científica. Para que una persona se excite tiene que estar «en verde»: debe estar activado su sistema de calma. Porque, frente a lo que solemos pensar, la relajación es la que te lleva a la excitación. No hay mayor afrodisíaco que el relax. Encontrar en alguien un puerto seguro es más erótico que cualquier cóctel que te puedas tomar. El deseo también depende de la memoria de cada uno. El sabor de la sandía, por ejemplo, puede movilizarte emociones; hay sabores y olores que pueden mover emociones y activar el deseo. Pero no hay alimentos ni elixires mágicos que den un subidón.

-Un tópico. ¿El verano es más propicio a la infidelidad?

-Propicio es cualquier momento; no hay una época especial. Establecer y cumplir un compromiso con alguien es una elección, y hay quien sigue el pacto y otra que no. A veces lo queremos todo, una relación estable y a la vez la sorpresa de la novedad. Somos humanos, no siempre hacemos las cosas bien.