Viaje por la historia de Pontedeume

A. F. C. PONTEDEUME / LA VOZ

PONTEDEUME

CESAR TOIMIL

Un centenar de personas se han apuntado a la primera caminata que recorrerá el patrimonio eumés, desde el castillo dos Andrade a la villa romana de Centroña

11 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cien personas inscritas en la ruta programada por el Concello para el domingo descubrirán la historia de Pontedeume mientras caminan. El historiador eumés Juan Coira guiará la expedición, que mezcla actividad física -cinco horas de ascensos, hasta los 305 metros del castillo dos Andrade, y descensos, acaba al nivel del mar- y cultura. «Queremos que la gente se mueva y conozca el patrimonio más relevante de Pontedeume, más allá del casco histórico», señala.

La expedición, circular, partirá del Torreón dos Andrade, «del siglo XIV, la torre de homenaje del antiguo pazo dos Andrade, que se vino abajo en los años 30 del siglo pasado», explica Coira. Hoy alberga la oficina de turismo y el centro de interpretación sobre el linaje de los Andrade y Pontedeume en la Edad Media. La primera parada llegará en el castillo dos Andrade, construido entre 1369 y 1377 por Fernán Pérez de Andrade, «el primer señor de Pontedeume, y parcialmente destruido en el siglo XV durante las Revoltas Irmandiñas». La Casa de Alba cedió el uso de la fortaleza al Concello en los 80. Los caminantes podrán entrar y ascender por las escaleras hasta la terraza, «con vistas increíbles de la ría, hasta Ferrol, la ciudad de A Coruña, la Torre de Hércules, la Terra das Mariñas y, en días despejados, hasta las islas Sisargas».

El itinerario proseguirá hasta la iglesia de San Martiño de Andrade, del siglo XII (conserva el ábside románico y canecillos originales) y la ermita de San Miguel de Breamo, del mismo siglo. «Fue parte de un antiguo monasterio, de la orden de San Agustín; y como peculiaridad, tiene planta de cruz latina y tres ábsides para una sola nave», cuenta el guía. El paisaje de la ría de Ares sorprenderá en la bajada y en Centroña, los senderistas pasarán cerca del castro de Castrelo y la villa romana, sin acceso, para acabar por el sendero que bordea la ría. Conviene llevar un tentempié y calzado cómodo y, sobre todo, ganas de indagar en la historia de templos, hórreos, cruceiros, fuentes o lavaderos.