A San Miguel de Breamo hay que ir

A. F. C. PONTEDEUME / LA VOZ

PONTEDEUME

Los eumeses vivieron con devoción y ganas de divertirse la peregrinación al monte

09 may 2018 . Actualizado a las 11:37 h.

A San Miguel de Breamo hay que ir, y quien no haya aprovechado la oportunidad de ayer, 8 de mayo, aún tiene otra, el 29 de septiembre, «que además este año cae en sábado y va a ser la bomba», comentaba ayer Juan, un millennial eumés que se escapó con su pandilla de toda la vida a lo alto del monte. Subió en taxi, algo cada vez más frecuente, para después bajar caminando, al ritmo que permita el cuerpo. «Antes, todos íbamos andando [desde la calle de A Fonte Nova, en las escaleras del Monumento], hay unos cuatro kilómetros cuesta arriba, pero nadie protestaba, y hoy la mayoría de la gente que va coge el coche», relata Cristina, veterana de la fiesta.

Esta vez, la organización ha corrido a cargo del Colectivo Terra, con música en directo. La asociación lanzó un llamamiento a todos los romeros para mantener limpio el monte. «Os beneficios económicos obtidos coa xestión das barras e postos de comida destinaranse a sufragar os gastos de organización do festival Treme a Terra, que se celebrará en decembro, nunha data aínda por determinar», explicaron.

Nueve vueltas a la capilla

Los mayores se anticiparon y un par de días antes de la romería ya se acercaron para reservar sitio, «una explanada limpia, libre de hierbas altas y maleza, para montar las sillas y las mesas», contaba Luis, que ayudó a sus padres en el montaje del toldo, con plástico, «por si llueve». Pero el tiempo se portó. Los primeros en recalar al pie de la capilla asistieron a la misa y participaron en la procesión. La tradición manda. Hay que dar nueve vueltas alrededor del templo para espantar los malos espíritus o formular alguna petición a san Miguel. «Algunos dan siete y otros tres», indica Noemí, otra seguidora de Breamo, que ayer trabajó hasta primera hora de la tarde.

«Ya iba de pequeña, con la familia, lo típico es llevar la comida, filetes empanados y tortilla, y pasar allí el día», indicaba esta mujer. Para ella, Breamo significa «reencuentro con gente a la que a lo mejor solo ves una o dos veces al año». Algún grupo se llevó la parrilla para preparar el churrasco. Los estudiantes fueron los últimos en alcanzar la cima. Al salir de clase, muchos cogieron el bocadillo y se echaron al monte, a pie, para demostrar que no todo está perdido. Algunos se quejaron de que esta vez el 8 de mayo no haya sido festivo local (el Concello decidió sustituirlo por el martes de Carnaval), pero la tarde es larga y queda tiempo para divertirse después de pasar por las aulas.

La primera del año

La romería de San Miguel de Breamo es la primera celebración del año al aire libre en Pontedeume. «E este ano agradécese máis aínda, porque o inverno fíxosenos eterno», apuntó Luisa, que se encargó de cocinar y preparar los bártulos. «Así, cando chegue o meu home de traballar e os meus fillos do colexio, collemos o coche e non hai que perder máis tempo», indicó, algo apurada con la sartén.

Varias tiendas de la villa eumesa cerraron sus puertas por la tarde para sumarse a la fiesta. Y es que a San Miguel de Breamo hay que ir, por su carácter centenario (consta la existencia de esta celebración ya en 1916), por el ambiente e incluso por el paisaje. Más de uno bostezará esta mañana en clase de física o en la oficina, pero habrá valido la pena.