Oda fotográfica a los balcones eumeses

beatriz antón FERROL / LA VOZ

PONTEDEUME

J.Rios

José Ríos celebra su cincuenta aniversario con una exposición en la que rinde tributo a los miradores de su pueblo y a los entrañables personajes que los pueblan

04 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Privilexiados recunchos aos que vos asomáchedes para botar un saúdo, un sorriso, un alento, unhas verbas... Rostros que amosan ledicia, tenrura, sorpresa...Distintas emocións dende una ollada diferente. ¡Vai por vós!». Con estas palabras invita el fotógrafo eumés José Ríos a recorer el itinerario de imágenes que integran su nueva exposición, Miradoiros, unha ollada diferente, que desde el pasado día 1 y hasta el 15 de octubre se puede visitar en la Casa da Cultura. Según explica el propio Ríos, se trata de una especie de oda fotográfica dedicada a las atalayas de la villa de los Andrade y, por extensión, a algunos de sus más entrañables inquilinos.

Explica el sucesor del ya desaparecido e inolvidable Tito Ríos -toda una institución en Pontedeume- que la idea de la muesta surgió a raíz de alcanzar su primer medio siglo de vida. «En enero cumplí cincuenta años y, con tal motivo, me apetecía hacer algo especial, Al principio pensé en una selección de cincuenta fotos, pero al final se me fue la mano y me quedé con cincuenta y cinco», anota Ríos, quien tuvo que zambullirse en archivos de los últimos diez años para elegir las imágenes de la muestra.

De ellos salieron decenas de balcones, ventanas, galerías, terrazas.... ¿Por qué esa fijación por los miradores? «La verdad es que siempre me han parecido espacios muy especiales, porque un balcón te ofrece una perspectiva muy diferente de la realidad. Son lugares privilegiados para disfrutar de fiestas muy señaladas en Pontedeume, como las procesiones de Semana Santa o los desfiles de mómaros de Las Peras, pero también escenarios de determinados rituales que se repiten año tras año», explica Ríos.

Entre los protagonistas de esos «rituales» a los que se refiere el fotógrafo se encuentra Mari Carmen, una vecina ya fallecida que cada 8 de septiembre celebraba el paso de la Virgen de las Virtudes desde su balcón, con una nube de pétalos. O la familia del peluquero Toci Lamas, propietario de uno de los balcones más codiciados del casco viejo eumés, donde fueron tomadas la mayor parte de las imágenes.

Son ellos, junto con otros muchos vecinos del pueblo, los verdaderos protagonistas de una exposición con la que Ríos ha querido mostrar los balcones y terrazas como «refugios» desde los que contemplar el día a día de un pueblo. Pero también para ver y ser vistos, a veces sin ningún pudor. «Hay quien sale al balcón en bata, con rulos, zapatillas... ¡Y hasta en calzoncillos!», comenta entre risas. Detrás de cada imagen hay una historia, pero también mucho sentimiento, «porque como decía Cartier Bresson -advierte Ríos-, fotografiar es colocar la cámara, el ojo y el corazón en un mismo eje».