MEDIO FERRADO

12 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

LA IGLESIA está de uñas en defensa del matrimonio tradicional; es curioso en una institución que tiene prohibido ese estado a sus agentes, pero, curiosidades aparte, la Iglesia lo que quiere es matrimonio de novia con novio, muchos hijos y que Dios reparta suerte. En plena campaña, Naima, transexual de Pontedeume, va y se casa por segunda vez. Con motivo de la reincidencia, comprobamos que estas bodas nuevas tienen otro enemigo que no es la Iglesia: las que quieren casarse y no se casan. Que esta ya pilló dos, que si sale competencia hasta del bando de enfrente, con lo difícil que estaba el mercado, dicen. Pues que tomen medidas: si andan solas es porque les da la gana. Y que no las desanime la estadística: es cierto que en Galicia hay cien mil mujeres más que hombres, y que algunas como mi amiga Lola siempre sentencian, al entrar en un pub, que «non hai máis que mulleres», pero en este caso, como en otros, si la engañosa estadística reparte rosco y medio por varón, la realidad es que siempre hay algún espabilado que se traga seis y otros tres mozos se quedan mirando para el techo: la clave, entonces, estará en buscar a estos chicos de altas miras y dejar de perseguir todas al mismo, que además luego resulta que era Jesús Vázquez, y ya ven. Y tanto ellas como los curas, dejen vivir a las travelsex como Naima: habrá que comprobar, dentro de unos años, si no se han convertido en un auténtico puntal del amor estable y la familia.