Espasante indulta al cerdo Antón, que ya vive en la Granja Labrada, en As Grañas do Sor

ANA F. CUBA ESPASANTE / LA VOZ

ORTIGUEIRA

Antón, en su nueva residencia, con Mónica Méndez, una de las integrantes de la comisión de fiestas
Antón, en su nueva residencia, con Mónica Méndez, una de las integrantes de la comisión de fiestas CEDIDA

La comisión acordó no sacrificar al gorrino, como ya ha ocurrido varias veces en la última década

18 mar 2023 . Actualizado a las 10:04 h.

Antón se mudó a su nuevo hogar antes del carnaval, después de que la comisión de fiestas de San Antonio de Espasante (Ortigueira) acordara indultarlo. Mónica Méndez, una de las integrantes, reconoce que era partidaria de seguir la tradición, según la cual este cerdo acaba igual que la mayoría de los gorrinos del mundo. Pero está encantada con la decisión de Rebeca Lage y Sara Barro, que completan el equipo, con Esther Ojea. Rebeca y Sara se negaron al sacrificio del marrano, pusieron dinero para evitarlo y le buscaron casa, en la Granja Labrada, en As Grañas do Sor (Mañón).

Allí le recibieron con alegría Sara Gascón y Mar López, las responsables de este centro de turismo ecuestre. Y con ciertas reticencias, los caballos. «Al principio se asustaron mucho al verlo, no contábamos con eso porque están acostumbrados a ver jabalíes, pero pasaron unos días muy nerviosos», cuenta Mar. Llegaron a dudar si Antonciño, como se refiere al puerco, podría quedarse: «Pero al final se han adaptado, no van a ser nunca ‘mejores amigos', pero ya no les da pánico».

Rebeca (izquierda) y Mónica (derecha), de la comisión de fiestas de San Antonio, con Mar y Sara, responsables de la Granja Labrada
Rebeca (izquierda) y Mónica (derecha), de la comisión de fiestas de San Antonio, con Mar y Sara, responsables de la Granja Labrada

Antón ha okupado, transitoriamente, la caseta de las ovejas, a la espera de que le construyan un refugio en la finca del lavadero, donde podrá rebozarse en la poza. «Es muy sociable y a los niños les va a encantar, podrán interactuar con él», comenta Mar, en alusión a las visitas que organizan por las instalaciones de la granja, donde hasta ahora convivían caballos, ponis, ovejas, gallinas y algún intruso salvaje. Y ahora se ha sumado el cerdo. «Es el primero de la granja y de nuestras vidas, lo miro atónita», confiesa Mar. Ella y Sara ya han recibido alguna regañina por parte de Antón: «Si no vas a verle lo suficiente y no lo rascas te riñe, no lo puedes dejar solo...».

«En Espasante estaba acostumbrado a que la gente fuera a verle y hablarle. Cuando ibas a darle de comer y al salir aparecía alguien y se ponía a hablar contigo, él se sentaba a tu lado, como si fuera un perro», apunta Mónica, «muy agradecida», igual que sus compañeras», por la acogida de Antón en la Granja Labrada. «Además, está muy cerca y hay gente del pueblo que ya nos ha dicho que irá a verle», celebra.

Antón da nombre a una tradición secular, es muy querido por los vecinos de Espasante y por los visitantes. El día del traslado se portó muy bien, en apenas diez minutos ya se había subido al remolque, incentivado por los gusanitos de maíz, su debilidad. «Las tradiciones van cambiando... y a la gente mayor le cuesta más entenderlo», admite Mónica. El primer indulto se produjo en el año 2013, por iniciativa del ya fallecido Agustín Maciñeira, Nelo, y desde entonces ha habido varios.