«Julio Dávila es muy representativo de la Ortigueira de finales del XIX»

Jose Grande Santalla / A.U. FERROL Y LA VOZ

ORTIGUEIRA

CEDIDA

El experto presenta hoy en Cedeira un nuevo libro sobre el célebre ortegano

21 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El pedagogo José Manuel Suárez Sandomingo (Ortigueira, 1959) compagina su carrera profesional en Santiago con la elaboración de varios libros sobre la localidad en la que nació y el conjunto de la comarca. En su bibliografía se recogen los dos volúmenes de Orteganos ilustres, Historia del cine y el teatro en la comarca de Ortegal, un trabajo biográfico sobre Benigno Teijeiro Martínez y otro conjunto sobre Federico Maciñeira y Pardo de Lama. Hoy viernes presenta en el Auditorio Municipal de Cedeira su obra más reciente. En ella trata la figura de Julio Dávila, un hombre injustamente pasado por alto en los libros de historia.

-Presente a Julio Dávila para la gente que no lo conozca.

-Julio Dávila es una persona muy representativa de lo que fue Ortigueira a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Vivió casi cien años y fue muy ejemplar en todos los sentidos. Colaboró para iniciar la Real Academia Galega, dándole soporte económico para que pudiesen hacer lo que recogieron en sus estatutos; posteriormente, en 1928, fue nombrado académico. También representa la emigración gallega, ya que se fue a Argentina junto a su hermano e hizo una gran fortuna como comerciante. Fue además un hombre que se relacionó con los intelectuales más grandes de su época, como Miguel de Unamuno, e hizo artículos sobre todo tipo de temas, principalmente de la historia de su villa, el cólera o la Guerra de Independencia. Hay que destacar sus estudios de gramática, que en esa época aun estaban comenzando. Colaboró en traer el ferrocarril, tanto con sus trabajos periodísticos como en el plano organizativo y ayudó en Madrid a que se construyese el actual muelle, ya que Ortigueira en esa época era un puerto de abrigo importante. Luego colaboró con muchas iglesias para rehabilitarlas. Fue una persona muy comprometida, sus cartas muestran que, aunque tuvo mucho dinero. Colaboró con todos y quiso ayudar.

-¿Por qué un libro sobre él y no otro ortegano célebre?

-Ya había hablado algo sobre él en mi obra Cien orteganos ilustres. Creí que era necesario rescatar su obra e imagen para que la gente lo descubriese. Lo llamativo de este hombre es que su obra, en un sentido intelectual, estaba perdida. Es la vida de esta comarca; perder eso sería perder su identidad. Por ejemplo, Ortigueira estuvo representada en las Cortes de Madrid por José de Salamanca y Mayol, el Marqués de Salamanca, lo que habla de la importancia que llegó a tener en el siglo XIX.

-¿Cómo fue la documentación sobre esta figura?

-Al investigar sobre la historia de la comarca, tengo facilidades para leer documentos y periódicos antiguos. Mientras revisaba documentos de su época, me di cuenta de que su nombre se repetía en publicaciones de años dispares. Así que me ayudó la directora de un semanario local a recopilar todo lo que pudimos sobre él y entre los dos completamos toda la información que recogen estas páginas. Encontramos más textos suyos, pero pera ceñirme a la temática local descarté todos los que no tuviesen nada que ver con Ortigueira o la comarca.

-¿Qué representa Julio Dávila para Ortigueira?

-Representa tanto por todo lo que consiguió... Pese a no ser un representante público, ayudó al ayuntamiento ante los Ministerios de forma personal. Durante la Segunda República colaboró con Leandro Pita Romero, ya que un montón de personajes ilustres estaban en la causa común de hacer a la villa más importante. Su familia, pese a abandonar Galicia hace un siglo, venía aquí con mucha asiduidad. Es más, cada uno de sus tres nietos edificó una casa en la zona para ellos. La figura de su hermano, Eusebio, también es importante, ya que fue el encargado de construir el asilo que hay en Luama.

-¿Cree que una figura de su calado tiene el reconocimiento que merece?

-En su época recibió el nombramiento de hijo predilecto dos veces, porque la primera no se pudo hacer efectiva. Aun así, siento que ni su figura ni la de Federico Maciñeira están señaladas como merecen. Y ahí estoy yo, junto al alcalde, para que tenga una calle o un espacio dedicado. Se está estudiando que los jardines del puerto lleven su nombre, ya que los levantó él con semillas que trajo de América. Otra decisión acorde sería darle su nombre al instituto municipal, que ahora mismo no tiene ningún título propio.

-¿Qué se puede extrapolar a la sociedad de su legado?

-Fue uno de los iniciadores de la RAG, que nació durante la inmigración en Argentina y Cuba. La iniciaron intelectuales como Murguía que no tenían poder económico, así que se creó la Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Gallega, una institución con la que los más ricos financiaron sus primeros pasos y levantó lo que conocemos hoy. El hecho de que Julio Dávila conociera a Federico Maciñeira, otro ortegano célebre que fue el primer secretario de la RAG, también ayudó a ponerla en marcha. El problema de gente así es que pasa desapercibida por coincidir con líderes naturales como Murguía, pero tuvieron mucha importancia y hay que rescatarlos.