Los miles de «folkies» que han acudido este año al Mundo Celta se entregan al 40 aniversario y los orteganos lo viven con orgullo, incluso los más escépticos de 1978
15 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Manuela era joven en 1978, aunque ella prefiere no precisar su edad, pero reconoce que aquella turbamulta la asustó. Hoy se suma, a su manera, a la conmemoración del 40 aniversario, orgullosa de que su pueblo «se conozca en todo el mundo». «Es gracias a la música», sentencia. Para los orteganos, que el Festival Internacional do Mundo Celta cumpla cuatro décadas (aunque sea la edición 34), significa al menos dos cosas: «Que nos estamos volviendo mayores y que hemos hecho historia», resume Luis, que ya asistió al primero, en el patio del antiguo escolar, sin soltar la mano de sus padres.
Entre el público del concierto de la Escola de Gaitas, el viernes, había padres que en 1978 estaban a punto de incorporarse a la banda en la que ya han tocado sus hijos. «Todo evoluciona, en moitas cousas para mellor e nalgunha quizais para peor», decían algunos. La actuación acabó como hace cuatro años, con un autorretrato del grupo sobre el escenario, con su público de fondo, una imagen que a nadie se le ocurrió en los orígenes, el año en el que se aprobó la Constitución.
Una multitud de folkies han querido compartir los 40 años del Mundo Celta. «Viñemos o ano pasado e este tampouco nolo queriamos perder, somos parte da historia do festival», comentaban Andrea y David, santiagueses, con el resto de la pandilla, en la cola del supermercado. Larga, con cestos cargados de hielo, cervezas y fiambre, entre bostezos de sueño, «e de fame de hamburguesa». Anoche esperaban más.
