«Me motiva la solidaridad y conseguir llegar hasta el final, pese a los dolores»

ANA F. CUBA ESTACA DE BARES / LA VOZ

ORTIGUEIRA

Este policía barcelonés colabora con la Fundación Iván Mañero para construir un centro médico en Guinea Bissau

30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfredo Corralero (Lliça D’Amunt-Barcelona, 1972) empezó a correr el 1 de junio y no parará hasta el 30 de julio. Este mosso d’esquadra ha juntado «todos los días de vacaciones, asuntos personales y horas acumuladas» para poder dedicar dos meses a completar un reto solidario, la construcción de un centro médico en Guinea Bissau, en colaboración con la Fundación Iván Mañero. «Era corredor de asfalto y hace unos cuatro años me aficioné a la montaña», cuenta. El lunes llegó a Cedeira; el martes emprendió ruta hasta San Andrés de Teixido, Ortigueira y Estaca de Bares, cautivado por el paisaje de la costa ortegana; y ayer partió hacia A Mariña lucense.

El desafío es doble. «El deportivo consiste en unir corriendo los cuatro puntos cardinales de la España peninsular. El 1 de junio salí de Tarifa, el Sur; el 23 llegué a Touriñán, el Oeste; el 28, a Estaca de Bares, el Norte; y antes del 30 de julio tendré que pisar el cabo de Creus, el Este», explica. El trayecto más largo y complicado arranca ahora, con destino a Hondarribia (Guipúzcoa), para emprender la travesía del Pirineo, el GR-11, un sendero de alta montaña y máxima dificultad.

El reto solidario nació de manera casual. Alfredo descubrió en una cena que una excompañera de colegio dirige una oenegé, la Fundación Iván Mañero, que trabaja con la población más pobre de Guinea Bissau. «Surgió en la conversación, de manera informal (...). Nos presentamos a las becas GAES y conseguimos una de 4.000 euros. Tenemos varios patrocinadores, aunque la recaudación va más floja de lo que yo esperaba, algunos han pagado, otros todavía no...», reconoce.

Algunos integrantes del grupo Ortigueira Runners compartieron un tramo de la ruta ortegana, otra forma de respaldar a Alfredo, igual que varios miembros de la Peña Ciclista Santa Marta. Juntos posaron al pie del faro de Estaca de Bares, después de alcanzar la punta y tocar el Norte peninsular. La lucense asentada en Ortigueira Noa Orizales proporcionó alojamiento al corredor el lunes y Francisco Pernas (viveirense vinculado a Mañón y Loiba) hospedó el martes a este magnífico equipo, del que también forman parte su mujer (pieza clave y responsable de la logística), su suegro (conduce la furgoneta) y su hijo pequeño, de 14 años. Alfredo y su compañera formalizarán el 4 de julio en Ribadesella su «unión estable de pareja», equivalente a la boda a efectos de permiso laboral, para que Rosa María pueda compartir lo que queda de trayecto.

«He seguido el Camino de Santiago, el Mozárabe, el de Carlos V, el de San Andrés de Teixido... Siempre con un GPS topográfico, para poder empalmar uno con otro; hay senderos que ni sabe que existen y entonces cojo la carretera, hasta que vuelvo a la senda», explica este deportista, capaz de correr una media de 60 kilómetros al día, con una sola jornada de descanso hasta ahora, el 24 de junio. Su familia le facilita el avituallamiento.

«La zona norte es muy bonita, por lo salvaje», comenta, impresionado por los acantilados de San Andrés y fascinado por el litoral de Loiba (se fotografió en el banco) y las vistas desde la Garita de Bares. «Lo más duro -asegura- es levantarse, porque nunca logro dormir más de cinco horas». «La solidaridad me motiva, cuando te comprometes tienes que llevarlo hasta el final. La recompensa personal será haberlo conseguido, pese a los dolores y alguna pelea familiar...».