Un año de la riada de Neda: «Non queremos compararnos con Valencia, pero temos moito medo»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NEDA / LA VOZ

NEDA

Así quedó hace un año la casa de Jorge López en Neda
Así quedó hace un año la casa de Jorge López en Neda JOSE PARDO

En noviembre de 2023, el desbordamiento del río Basteiro se llevó por delante el interior de decenas de casas con más de 80 afectados que siguen pidiendo ayuda

07 nov 2024 . Actualizado a las 10:48 h.

«Llegó un tsunami y lo perdimos todo». Hace un año, Jorge López expresaba la desesperación de los vecinos de Neda cuando el desbordamiento del río Basteiro se llevó por delante el interior de decenas de casas. Se perdieron electrodomésticos, muebles, colchones e incluso animales. Algunas personas salvaron la vida de milagro gracias a la acción de los Bomberos de Ferrol y a la ayuda entre los propios vecinos. Ocurrió en la madrugada del 13 al 14 de noviembre de 2023. Y un año después, esa desesperación continúa: «Non queremos compararnos con Valencia, pero temos moito medo». 

Los cerca de 80 afectados todavía celebraron la pasada semana una reunión y aguardan una respuesta de Augas de Galicia, para iniciar en breve las obras que reduzcan los riesgos de inundación en los ríos Belelle y Basteiro. «Estamos moi enfadados porque seguimos sen solucións, sobre todo por parte do Concello de Neda que fai caso omiso aos veciños; sorpréndenos que o Concello pida axuda para Valencia cando con nós non foi colaborativo, é aberrante», indica Jorge López.

Imposible dejar de mirar a las terribles riadas que han asolado estos días el Levante, con tantas pérdidas humanas. «Nós axudamos a través de diversas asociacións enviando produtos de primeira necesidade, porque sabemos o que é, non nos queremos comparar pero sabemos o que é pasar medo».  

En caso de que no lleguen soluciones inmediatas de las administraciones, hartos de hacer rondas por los ríos cada vez que llueve, los vecinos no descartan tomar medidas alternativas de protesta. «O de Valencia foi unha catástrofe, o noso non é similar porque non houbo mortes pero as inundacións chegaron a moitos metros de altura, non perdimos vidas humanas grazas aos bombeiros e a que os veciños salváronse uns a outros».

Un año después, las casas siguen con paredes con humedad al 90 %, sin poder pintar, con muebles destrozados y grietas. «Se chove, volveremos a ter problemas outra vez», se lamentan.