Narón, «mon amour»: molinos y espías en la gran conexión francesa de Xuvia

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Molino de Xuvia creado por los franceses Lestache y Bucau
Molino de Xuvia creado por los franceses Lestache y Bucau JOSE PARDO

En el siglo XVIII fue la capital harinera de España gracias a los ilustrados

06 abr 2023 . Actualizado a las 23:21 h.

En agosto de 1800, Napoleón Bonaparte alzó su copa y brindó. «¡Por los valientes, ferrolanos!». El pueblo de Brión acababa de vencer a los invasores ingleses. Y la ría vivía su particular historia de amor con Francia, en especial Narón. Porque si Xuvia se convirtió a partir del siglo XVIII en capital harinera de España fue gracias a la llegada de los ilustrados franceses. «Jean Lestache y Francoise Bucau crearon la que sería Real Fábrica de Harinas de Xuvia, los también franceses Beaujardin y Lembeye impulsarían el molino de As Aceas», indica Isabel Díaz-Robles, guía de turismo que colabora con el Concello de Narón en las visitas al histórico edificio de Xuvia. Años de harinas y años de espías, como se le achaca al industrial Eugenio Izquierdo: que montó la fábrica de cobrería ya en el lado de Neda, ejercería de representante de España ante Napoleón y de espía de Godoy en Francia.

Antiguo molino de Xuvia en las riadas de los años 40
Antiguo molino de Xuvia en las riadas de los años 40 Cedida por familia Masafret

El desembarco francés, que algunas fuentes sitúan con 70 galos en Narón, coincide con la presencia de los Borbones en la Corona española. Primero, Felipe V ordena la creación del arsenal y el astillero en la entonces aldea de Ferrol. «Pero con Fernando VI y Carlos III sería mayor la presencia francesa, hay un pacto de amistad con esa nación y llegan estos empresarios a los que incluso les castellanizan los nombres», indica Díaz-Robles. Los citados más otros como Dufoire «aplican los conocimientos técnicos de la Ilustración y su ojo comercial para hacer la Real Fábrica de Harinas que surtiría a todo el país, y sobre todo a la ría cuando se producían los bloqueos».

Porque desde tiempos inmemoriales, la ría de Ferrol vivió épocas de «hambre negra». En la Guerra entre España e Inglaterra (1796-1802), con Portugal como aliado británico, Trasancos subsistía en estado de sitio. Y siguió adelante gracias a la producción harinera de Xuvia: «Se alimentaba a toda la comarca, con tanto material se podía asumir el fiado que consistía en trabajar sabiendo que te pagarían mucho más adelante». Todo gracias al río Xuvia. Como indica Díaz-Robles, «servía para mover harina, la industria del papel, el cuero o el cobre... y todo lo vieron los franceses, sobre todo Lestache que era hijo de un molinero».

Genios de las relaciones comerciales, traerían el trigo de San Petersburgo o Riga en sus barcos para fabricar en Xuvia 240 kilos de harina a la hora que se exportaba a medio mundo. Con esas fábricas, el arsenal y los astilleros, en el Siglo de las Luces esa zona pasaría de 250 familias a 30.000 habitantes. El molino de Xuvia, que reabrirá sus puertas en verano como Centro de Interpretación dos Muíños Industriais, ya indicaba en sus guías que «sen a audaz visión dos emprendedores que decidiron almacenar cereais para vender a fariña durante o bloqueo miles de persoas terían morto de fame... e o crecemento de Ferrol non tería sido posible». Último toque galo: La fábrica de Jubia y sus alrededores. Fernando Masafret y Tomás Casal documentan las aventuras de Eugenio Izquierdo: se movería entre el amor por Francia de donde trajo el magnolio de Xuvia y «el odio mortal a Napoléon, hasta ser puesto bajo vigilancia por la policía imperial».