Los precios del combustible y los pagos a las comisiones empañan la ansiada vuelta
16 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
Sin atracciones, no hay fiestas. Y tras dos años sin sesiones vermú ni verbenas, las orquestas y los feriantes han vuelto a los campos. Anselmo Rodríguez, nedense de 23 años, desempolvó la Ollita Loca, parada desde que acabó la temporada de 2019, para las fiestas de O Alto, en Narón. «Hubo bastante gente, no nos podemos quejar [...]. Es un aparato infantil, y los niños nos recibieron muy bien, les encanta, y llevaban tanto tiempo en casa...», comenta. Sus padres también iban de feria en feria, con una churrería y un puesto de gominolas, y ahora tratan de recuperar la rutina. Durante la pandemia se sostuvieron con la prestación por cese de actividad. Anselmo compagina el trabajo en una funeraria, durante el invierno, con la Ollita Loca.
Pero no todo han sido alegrías en la vuelta. «Parece que van saliendo más fiestas, aunque cada vez nos piden más requisitos y más papeleo, que al final es más dinero», advierte este joven feriante. «Las comisiones nos ponen muchas más pegas que antes. No les llega el presupuesto, suelen echar todo un año recaudando dinero con cenas, lotería, pidiendo por las casas... y si ahora pretenden juntar la misma cantidad en solo tres o cuatro meses, nos piden más a nosotros», corrobora Tomás Martínez.
Este vecino de Neda de 21 años maneja los Toros, una atracción con bastante demanda. Tiene 21 años y continúa con el oficio de sus padres, que gestionan una bocatería y un puesto de gominolas ambulante, y sus abuelos, ya jubilados. «Tenían una atracción grande y han tomado el relevo mis tíos», indica. Tomás se mueve, sobre todo, por Ferrolterra y A Mariña lucense. La vuelta a la actividad —después del parón forzoso, sin apenas ayudas y con varias movilizaciones— ha coincidido con un incremento de los costes. «Nos afecta todo, el gasoil, para el transporte de las atracciones o para el generador, si lo tienes que usar porque no te puedes conectar a la red eléctrica. También subieron los gastos de mantenimiento, los suministros, hasta el de agua para las caravanas», alerta. Todo no lo pueden repercutir en el precio que cobran por las fichas, los churros o las chucherías, «por la situación y porque a los clientes les está subiendo todo también».