Las tiendas de Ferrolterra aún sufren los retrasos en el suministro de bicicletas que originó la pandemia

A. F. C. NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Taller de reparación de bicicletas de Ciclos Roca, en Ferrol
Taller de reparación de bicicletas de Ciclos Roca, en Ferrol CESAR TOIMIL

Las ventas se normalizan, tras el bum de 2020 y parte de 2021, y se empieza a notar más demanda para sustituir el coche por los precios del combustible

08 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada más salir del confinamiento, en 2020, cuando todo el mundo quería echarse a la calle, se desató un bum de las bicicletas. Mientras unos desempolvaban sus viejas bicis, olvidadas en trasteros, garajes o rochos, otros corrían a la tienda a hacerse con su primer vehículo a pedales o a renovarlo. Las ventas se dispararon, a los talleres les costó atender tanta puesta a punto, el material almacenado se agotó y las fábricas no daban abasto para atender los pedidos. Dos años después, el sector aún arrastra los problemas derivados de aquella respuesta en masa de quienes solo tenían dos formas de ejercitarse al aire libre, correr o pedalear.

«Faltan recambios y bicicletas, podemos decir que la bici, ahora mismo, es un producto a la carta. Es algo bastante generalizado, con muchos modelos, porque fabricantes de cuadros de bici hay muchos, pero de componentes solo son tres o cuatro y no dan atendido la demanda», explica Ana López, gerente de Bike Works, en Narón. Sostiene que las ventas ya se han normalizado, «en cifras anteriores al covid». «Sí se ganó afición, hay mucha gente que empezó con la bici por la pandemia y sigue», explica. Y ha crecido el mercado de segunda mano: «Personas que compraron en aquel momento y que ahora han vuelto a su deporte habitual, y la han dejado».

En Ciclos Roca, en Ferrol, están surtidos. «Hicimos una buena reposición y ya estamos con las previsiones de compra de 2023. Pero el problema sigue, ahora nos está llegando la gama de 2021 de algunos modelos [que tendrían que haberles servido en septiembre de 2020], que se está juntando con la de 2022 [que deberían haber recibido en septiembre de 2021]. También afecta a los recambios, tengo un asiento vendido en noviembre de 2021 que no va a llegar hasta noviembre de 2022», señala Pablo Roca, al frente de este histórico negocio, fundado por su abuelo. Destaca, por otro lado, el efecto de las primeras semanas de la guerra de Ucrania y del paro del transporte: «Esos días, la gente era muy reacia a comprar».

Roca cita estudios a nivel mundial que indican que de cada diez aficionados al ciclismo que surgieron durante la pandemia, seis continuarán usando este tipo de vehículos. Hay quien los prefiere eléctricos. «La demanda va a más, gente que quiere practicar deporte pero no sufrir, aunque la asistencia al pedaleo es hasta los 25 kilómetros por hora, por encima de esa velocidad ya tienes que usar las piernas», señala Mario Pita, uno de los dos socios de BMK Narón. En cuanto a la oferta de bicicletas convencionales, insiste en que «haber hay, pero si quieres un modelo determinado tienes que esperar. «Hay incertidumbre en el mercado y no puedes tener un catálogo, como ocurría antes», abunda.

Jesús Rouco, propietario de Motos Rouco Husqvarna, en As Pontes, coincide en que «non é posible garantirlle ao cliente un prazo de entrega, nin dos repostos nin das bicis». «As fábricas sérvenche a contagotas, infantís aínda hai algunha, pero de 27,5 e 29 pulgadas recibín agora unha ou dúas», asegura. Advierte un crecimiento del mercado de segunda mano, como comprueba a diario en el taller de reparación.

Pedaleando para ir a trabajar

La gerente de Bike Works apunta, por otro lado, un fenómeno aún incipiente pero que podría ir a más: «Hay gente que se plantea usar la bicicleta debido a la crisis de los combustibles, por la subida de los precios, supongo que también porque estamos en primavera y llega el buen tiempo. Vienen al taller para que se la actualicemos. Si empiezan a limitar la entrada a la ciudad en coche por las emisiones, irá a más». La tendencia, ya consolidada en otros países, parece irreversible.

Como vendedor y como usuario, Mario Pita, de BMK Narón, incide en la necesidad de que los concellos se pongan las pilas: «No se trata de hacer carriles bici, que están bien para pasear, sino de que ciudades como Ferrol o y Narón habiliten aparcamientos específicos para que la gente pueda ir a trabajar en bici». Ve el estacionamiento como un elemento clave para facilitar la movilidad urbana sostenible: «Hay que concienciarse».