María José Piñeiro: «He estado 32 años en el Isaac Peral y toca descansar, pero volvería a ser maestra seguro»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

NARÓN

María José, ante el centro que dirigía hasta el curso pasado
María José, ante el centro que dirigía hasta el curso pasado JOSE PARDO

Cuatro décadas de docente: «Claro que echo de menos a los compañeros y a los niños, mi última clase fue excelente»

06 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

María José Piñeiro Abeledo no recibirá el jueves a los niños del Isaac Peral, un centro en el que hasta hace unos meses era la directora. Lo fue durante 17 años, casi dos décadas después de llegar como profesora, en el 1989. «Los años anteriores estuve en el colegio de Esteiro y en el de A Gándara», cuenta esta vecina de Narón que nació en Fene y que asegura que la pandemia ha sido un año muy duro y que muchas personas no se han percatado del trabajo que han tenido que sacar adelante en los colegios. Aún así proclama: «He estado 32 años en el Isaac Peral y toca descansar, pero volvería a ser maestra seguro, es mi vida, me encanta». Se ve contenta en esta primera etapa de la jubilación en la que no se marca ningún otro reto que alejarse del ajetreo que otros años poblaba todo sus meses de septiembre. «Quiero disfrutar de la vida, no voy a marcarme horarios ni más obligaciones, aunque seguro que viajaré porque me encanta», cuenta poco después de visitar un cole al que todavía no quiere entrar, porque le puede la nostalgia. «Estos días claro que ando pensando en las tareas que tenía que sacar adelante, septiembre era un mes de mucho trabajo, los profesores llegamos el día 1 y hay que tenerlo todo listo para cuando entran los niños», explica sobre una labor que añora en especial por sus alumnos y los compañeros que echa mucho de menos. «Más adelante volveré a visitarlos», dice una profesora que el primer año que recaló en el Isaac Peral coincidió con la etapa en la que Defensa transfirió el centro a la Xunta.

«Siguió habiendo muchos hijos de militares y hasta hace pocos años tenían preferencia para la matrícula, pero es curioso que tenían exención para el gallego y muy pocos la solicitaban», explica sobre un período que tampoco estuvo exento de complicaciones, porque este centro siempre estuvo muy solicitado en Ferrol y año tras año protestaban las familias que se quedaban fuera.

María José reconoce que casi nada tiene que ver con el mundo de la enseñanza que se encontró en los primeros años: «Para empezar, cuando llegué al colegio teníamos 30 alumnos, pero se llevaban mejor que ahora 20, los tiempos han cambiado», cuenta, aunque rápido matiza que el último curso que le tocó era «maravilloso» y echa mucho de menos a todos esos pequeños alumnos.

María José recuerda muchos buenos momentos, como cuando empezaron a llegar los hijos de exalumnos a sus aulas, también la buena sintonía con los compañeros y si tiene que mencionar algo negativo son las sucesivas reformas, sobre todo los cambios que considera que se realizaron por cuestiones políticas. «Aún así creo que enseñanza ha cambiado para mejor, ahora los alumnos son los protagonistas», concluye una maestra que también ha dejado una huella especial en sus pupilos.

«A FP básica é esencial, tanto que lle cambiou a vida a moita xente que non vía outra saída»

 

Xaquín Ros dejó su labor en la FP Básica, pero está inmerso en un montón de proyectos nuevos
Xaquín Ros dejó su labor en la FP Básica, pero está inmerso en un montón de proyectos nuevos JOSE PARDO

Xaquín Ros Rodal es una de las caras que echarán de menos muchos alumnos. Incluso aquellos que no lo conocieron nunca, porque desde hace una década Xaquín estaba en la trinchera educativa más complicada: unos ciclos que comenzaron llamándose Garantía Social, después PCPI y finalmente FP Básica, pero que casi todo el mundo los conocía como las aulas de último recurso, las que podían acceder personas sin graduado escolar. «Este tipo de formación é esencial, tanto que lle cambiou a vida a moita xente que non tiña outra saída, tíñamos centos de solicitudes para 75 prazas e agora hai pouco máis de 30», asegura un maestro al que la vida le ha llevado por muchos derroteros laborales. Fue concejal con el equipo de gobierno de Xaime Bello y después asesor de la Diputación de Lugo, pero en ninguna etapa de su vida dejó de hacer cosas para que la existencia de los demás fuese más digna, algo muy diferente a su concepto de caridad, aunque tuvo mucho que ver en su biografía. «A miña irmá ía para monxa e díxome un domingo que lle axudara a dar a comida os maiores no centro que agora se chama Mi Casa... Descubrín aí o valor do traballo social e xa nunca o abandonei», confiesa un ferrolano de A Magdalena que adoraba escaparse a Canido para jugar en la calle y que durante una época fundó con otros compañeros Cosal, un comité de solidaridad con América Latina, y precisamente ahora presenta un libro sobre la experiencia junto a Antón Blanco y Anxo Ferreiro. Pero esta es solo una de la larga lista de viajes en los que se ha embarcado para ayudar: de enseñar a leer a la comunidad gitana de Caranza cuando la droga hacía estragos en el barrio a su labor actual que consiste en organizar la red vecinal de Moeche, para que no se instalen proyectos eólicos agresivos en el entorno y para muchas otras tareas.

Sin embargo, Ros no puede evitar echar la vista hacia su última etapa en la enseñanza, en la que rescataba a alumnos completamente frustrados por el sistema educativo, parados de larga duración o inmigrantes que llegaban en precarias situaciones. «Recordo o caso dunha rapaza senegalesa que non tiña nada e o curso de FP Básica abriulle o camiño, veu coas súas dúas nenas e o chegar o marido marchou e quedou completamente soa, sen nada... En canto empezou no curso démonos conta de que era una fenómena e hoxe segue a traballar na empresa na que fixo as prácticas e ten unha vida estable en Ferrol», relata sobre uno de los casos de los que se siente más satisfecho, porque asegura que el modelo de este tipo de formación supone una esperanza para personas que casi la han perdido. «Agora mesmo os parados maiores non poden acceder a este sistema que permite a formación nas propias empresas e eu penso que é un erro porque se lle pechan portas a xente que non ten nada», reitera y como ejemplo recuerda a un parado de larga duración del naval que estaba desesperado por volver a un sector en el que no encontraba trabajo. Gracias a su asesoramiento en la FP Básica este hombre redefinió su vida laboral, estudió otro oficio y hoy es un jardinero feliz en la comarca. «Este modelo ten garantía e supón herdar a sabiduría das antigas escolas de oficios que en Ferrol que tiveron tanto peso».