«Estuve muy agobiada, al no saber si el resto de la familia estábamos propagando el virus»

NARÓN

01 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El viernes día 23 de octubre, a las 20.45 horas, Iria Alonso, vecina de Xuvia (Narón), recibió un correo electrónico del IES Terra de Trasancos, en el que le comunicaban que su hijo, de 15 años, tenía que ponerse en cuarentena por un contacto con un positivo en su grupo del instituto, y que Sanidade se pondría en contacto con ella. El menor y su hermana, de nueve años, estaban en casa de su padre para pasar el fin de semana, y, en vista de la situación, regresaron al domicilio de la madre y el chico se aisló en una habitación. Iria explica que, al día siguiente, llamó al número de teléfono del covid, en el que le informaron de que ese mismo día o el domingo Sanidade los llamaría para hacerle la PCR y que el resto de convivientes hicieran vida normal. Como seguía sin respuesta, el lunes volvió a llamar y le indicaron que todavía era pronto y que, si en dos días no le hacían la prueba, que volviese a insistir. La madre asegura que ya no podía esperar más, por lo que el martes llamó al instituto y le comunicaron, a través del conserje, que estuviese tranquila y que quien tenía que comunicarse con ella era la Xunta. «El miércoles volví a llamar a Sanidad y me dijeron que tanta espera no era normal, por lo que me volvieron a pedir todos los datos, pero tampoco hubo respuesta, por lo que el jueves contacté con mi médico de cabecera, que tampoco lo consideraba normal, por lo que solicitó ella que le hicieran la PCR a mi hijo», explicaba ayer por la mañana Iria. Y a media tarde llegó la esperada llamada: Hoy, domingo, a las 10.50 horas, le realizarán, por fin, la PCR. «Estuve muy agobiada, al no saber si el resto de la familia estábamos propagando el virus». Se refería a que su hijo podría ser asintomático, haber contagiado al resto de convivientes y que estos, al hacer vida normal, pudieran haberlo transmitido a otras personas: la niña en el colegio, ella en su trabajo en el sector de la limpieza y su pareja en el taller de reparación del calzado. Y apunta el agravante de que en su casa conviven dos personas de riesgo, porque ella es asmática y alérgica, y su compañero es diabético e hipertenso, y en marzo sufrió un ictus. Iria tampoco dice entender que, ante esta situación, y con su hijo en clases virtuales y haciendo los deberes, «me sigan llegando a casa las faltas de asistencia del niño al instituto».