La carrera más corta para los taxistas

ANA F. CUBA NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Alejandro Ramil, taxista en Narón, con la pantalla anti covid que ha instalado en el coche
Alejandro Ramil, taxista en Narón, con la pantalla anti covid que ha instalado en el coche CESAR TOIMIL

La actividad de los profesionales del sector ha caído entre un 40 y un 70 % en los principales núcleos urbanos de la comarca, debido a la pandemia

16 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los efectos de la pandemia, drásticos durante el confinamiento, persisten en el sector del taxi. La actividad de los profesionales del sector ha caído entre un 40 y un 70 % en los principales núcleos urbanos de la comarca en este período. Alejandro Ramil, uno de los responsables de la Asociación Autotaxi de Narón, que aglutina a 24 profesionales, estima en alrededor del 60 % la disminución de las carreras en las semanas siguientes a la declaración del estado de alarma, a mediados de marzo. «Seguimos con una reducción importante, tenemos un 40 % menos de trabajo que antes de la pandemia», dice.

El mayor impacto se percibe en las guardias nocturnas, por el horario de cierre de los negocios hosteleros. «Entre la una y las dos, y de seis a siete de la mañana no hay prácticamente ninguna llamada. Seguimos prestando servicio y sigue habiendo dos coches de guardia, pero sin trabajo, salvo para llevar a alguien a Urgencias al hospital, y hasta eso se ha reducido porque está muy regulado. Lo notamos por todas partes», resume. Ramil y otros compañeros pararon durante el confinamiento y otros se acogieron a las ayudas por una caída de ingresos de más del 75 %.

La nueva normalidad también les ha acarreado gastos adicionales. «Varios taxistas de Narón hemos instalado mamparas anti covid, de metacrilato, para tener algo más de protección, aunque no es una exigencia legal», explica. Ahora, tras cada carrera, desinfectan los tiradores, los cinturones de seguridad o las puertas, «todo lo que pueda llegar a tocar el cliente dentro del vehículo», detalla Ramil. Por la seguridad del taxista y del usuario.

«A xente ten moito medo, viaxa pouco, e cos aeroportos case non se traballa nada», apunta el pontés Abel Cabarcos, cuyo trabajo giraba en torno a la central térmica, hasta la irrupción del coronavirus. «Agora estou na parada, e tes algunha carreira para levar á xente ao médico, ao centro de saúde ou ao hospital, ao supermercado e pouco máis», comenta. Durante el verano «case non houbo movemento», añade.

En Cedeira, agosto ayudó a mitigar la complicada situación que afrontan los taxistas, «aínda que non tivo nada que ver co agosto doutros anos», reconoce Alberto Couto. Este profesional cifra ahora la caída de la actividad en cerca del 70 %, con menos salidas «a centros médicos, menos viaxes a aeroportos e menos viaxes curtas, porque hai menos cartos en xeral, e a xente colle menos o taxi». La merma de ingresos se suma al temor por la propia seguridad y la de sus clientes, «e a incomodidade de traballar sempre con máscara». «Xa é un ano que damos por perdido, e o 2021 tampouco pinta ben... O inverno vai ser malo», sentencia Couto.

La situación es similar en Pontedeume. «El trabajo es el imprescindible, lo que más noto que ha caído es el movimiento de empresas para ir al aeropuerto. En la parada también bajó, y durante el verano se notó mucho por las noches», declara un taxista eumés. Aquí y en el resto de las poblaciones, el sector resiste a la espera de que se doblegue al virus.