Dúo de mujeres para quemar rueda

NARÓN

JOSE PARDO

Dos naronesas, única pareja femenina en un coche del Campeonato Gallego de ralis

17 jun 2017 . Actualizado a las 11:10 h.

En la ventanilla trasera, su Peugeot 206 GTI blanco, con detalles en rosa y negro, será el único en el Rali de Narón que lucirá dos nombres de mujer: Ruth Ortega, a los mandos, y Andrea Fidalgo, como copiloto. Ambas vecinas de la localidad, serán el único dúo cien por cien femenino de la cuarta cita del Campeonato Gallego de ralis de asfalto, en el que se han inscrito un total 149 parejas. «Vamos a dar que hablar, sea para bien o para mal. Sobre todo Ruth, porque es la única piloto», augura Andrea, de 23 años, que en el rali cantará las notas al igual que otras nueve chicas. A las dos les gustaría que el dato no fuese tan trascendente. «Al final, con el listado en la mano, somos las únicas. Estamos muy orgullosas, por supuesto, pero ojalá no fuese así», subraya Ruth, de 22 años, a lo que añade su otra mitad en el habitáculo: «Queremos que se anime más gente y que haya más parejas iguales para no ser el único equipo femenino. Es lo que deseamos, que las chicas no tengan miedo y disfruten también de este deporte, que se unan más».

A pesar de que su presencia estuvo en vilo hasta hace escasas semanas, con cambio de vehículo incluido, finalmente las naronesas han podido confirmar que estarán en la línea de salida el próximo viernes, delante de su público. «Ahora que ya pudimos probar el coche y los entrenamientos han ido bastante bien, los nervios se juntan y van a más cada día. ¡Es que no queda nada!», asegura Andrea. Pero, ¿hay miedo? «No, no, hay que echarle ganas y seguir adelante», añade. Eso sí, «hay que verse el día del rali y que todo salga bien, sin ningún fallo», comenta Ruth. Para ello, también han recibido el apoyo y los consejos desde el sector masculino. «Al principio no sabíamos qué opinarían, pero la verdad es que casi todos nos están ayudando. Nos llevamos una grata sorpresa viendo la gente que nos anima», remarca la conductora. «No nos están discriminando por ser chicas, sino todo lo contrario, nos están ayudando con todo», apunta Andrea. Ninguna de las dos tiene experiencia previa en un rali, así que se convertirá en su estreno, con la escudería Scratch Fene

Disfrutar, aprender y acabar

«Queremos disfrutar, aprender y, sobre todo, acabar el rali. Lo demás ya llegará poco a poco. No hay más expectativas que esas. Parece poco, pero para empezar, creo que llega», subraya la copiloto, algo que también lleva en la mente su compañera: «Todavía no sé en qué nivel estoy ni lo que me puedo exigir al volante».

Para una ocasión así, nada mejor que los espectadores sean sus propios vecinos: «Sabemos que, aunque muchas carreteras ya las conozcamos, es un rali muy complicado», adelanta Ruth. Sea como sea, si el resultado es positivo, lo que no faltará al acabar será la botella de champán, como auténticas campeonas. «¡Seguro que habrá una! Y no la abriremos nosotros, nos estarán esperando con ella si cruzamos la meta. Para los que están con nosotros, será como si llegásemos de primeras», concluye Andrea.

Miguel Ortega Sestayo llegó a ser piloto en numerosas pruebas del campeonato autonómico y nacional. Ahora será la tercera pata, la asistencia, del equipo que forman su hija, Ruth, y Andrea. Por lo tanto, no fue de casualidad que la conductora empezase a correr karts a los tres años, probase incluso el motocrós y ahora lidere la única pareja femenina del Rali de Narón. «Creo que mi padre lo está viviendo incluso con más intensidad que yo», comenta Ruth, cuya afición al mundo del motor sabía que algún día derivaría en un reto así. Una conversación entre ella y su padre, que quería preparar un coche para el Campeonato Gallego, fue el punto de partida de esta historia. El siguiente capítulo fue la copiloto, aunque fue fácil de encontrar. Andrea empezó a ir a los ralis y también le engancharon.

Dedicaron todo el domingo a entrenar. «Nos comunicamos y sabemos entendernos a la perfección dentro del coche. Incluso nos unimos más que fuera. En vez de dos, somos una», resalta Andrea, que tuvo que aprender a interpretar el libro de ruta: «Al principio me costó, porque cada uno tendrá su manera de mirar las anotaciones, pero ahora ya lo comprendo a la perfección».