«La narración oral es un disparador tremendo de la imaginación»

B. Antón

NARÓN

cedida

El cuentacuentos colombiano afincado en España inaugura mañana en el Pazo da Cultura el Festival «Conta con Narón»

02 mar 2016 . Actualizado a las 12:15 h.

Mañana / Café-Teatro del Pazo da Cultura de Narón / 20.30 horas / gratis. 

Nelson Calderón (Medellín, Colombia, 1974) llevaba una vida cómoda y feliz trabajando como arquitecto hasta que un buen día decidió dejarlo todo y dedicarse a su pasión: contar historias. Mañana estará en el café-teatro del Pazo da Cultura para inaugurar el Festival Internacional de Narración Oral Conta con Narón, en el que, hasta el próximo sábado, se darán cita maestros de la palabra como Quico Cadaval, Boniface Ofogo o Paula Carballeira.

-¿Cómo se convierte uno en cuentacuentos?

-En mi caso, primero me hice escuchador de historias profesional. Un día escuché a un hombre que me engatusó con sus cuentos y, a partir de ese momento, me dejé seducir por otros muchos contadores de historias. Algún tiempo después, estando ya en la Universidad de Melledín, comencé a contar historias con otros compañeros. Nos reuníamos en el campo y, por la noche, al calor del fuego y de un buen un canelazo -una especie de queimada hecha con canela, piña y ron- nos aficionamos a narrar historias y fue así como me hice cuentero.

-Y un día decide dejar su trabajo como arquitecto y dedicarse a contar cuentos. Muchos le tomarian por loco...

-Pues yo no me arrepiento de nada. Decidí hacerlo porque lo que más amo es contar y escribir y la verdad es que no me puedo quejar, porque, desde entonces, no he dejado de viajar por todo el mundo, sobre todo por España y Latinoamerica, para hacer lo que más me gusta. Dejé la arquitectura para ganarme el pan con el sudor de mi lengua y eso me hace muy feliz.

-¿Qué historias contará al público de Narón?

-Voy a presentar un espectáculo que se titula Cuentos de amor y mal amor. Como se desprende del título, incluye historias sobre el amor y sobre todo lo que somos capaces de hacer por ese sentimiento. Algunas tienen un final bonito y otras no tanto, porque en el amor no todo es del color de rosas. También se sufre mucho.

-En su opinión, ¿qué hay que tener para ser un buen narrador oral?

-Hay que tener muchas ganas de comunicar y la capacidad suficiente para conseguir que el público camine contigo por la historia que le presentas. La narración oral es un disparador tremendo de la imaginación y, como decía Manuel Rivas, los cuentacuentos somos escritores que escribimos en el aire. Ofrecemos la posibilidad de viajar un sinfín de lugares a través de la palabra. Solo hay que dejarse llevar.