Un joven agricultor de Mugardos aspira a profesionalizar la granja de sus padres

ana f. cuba MUGARDOS / LA VOZ

MUGARDOS

CESAR TOIMIL

Domingo Souto cosecha patatas, cebada, trigo, maíz, patatas, nabizas y forraje

04 feb 2023 . Actualizado a las 17:15 h.

En el colegio, Domingo Souto Casal (Mugardos, 29 años) era el hijo del granjero. «Se reían de mí, y ahora me dicen que entonces no tenían ni idea de que una granja era una empresa, por nivel de facturación», cuenta este joven. Sus padres llevan años al frente de la explotación O Coto, en la parroquia mugardesa de Mehá. Con 190 cabezas de ganado, son el mayor productor lácteo de la Cooperativa de Campo Capela. Y él optó por dedicarse a la agricultura, después de estudiar mecánica.

«Cultivo patatas, nabizas, cebada, trigo del país y maíz, en total son 84 hectáreas, y cosecho hierba para forraje, en otras 190», detalla. Una de las mayores dificultades radica en «conseguir superficies grandes». «Todas las fincas son arrendadas [repartidas entre Mugardos, Ares, Cabanas y Fene]. Y aun teniendo tanto terreno, no es normal que gente como yo que vivimos de esto no cobremos la PAC [las ayudas de la Política Agraria Común]. La solicité en 2020 y no me la concedieron, porque al parecer no hay derechos de reserva suficientes, y hay gente que está sentada en el sillón y la cobra», denuncia.

Sus clientes son sus padres y otros ganaderos de la zona de A Capela. A Gadisa le vende las nabizas, las patatas van para un almacén y Estrella Galicia le compra unas mil pacas de alfalfa cada año para el Mercado de la Cosecha de A Coruña. «Llevo cuatro años. Durante la temporada, entre abril y julio, contrato autónomos. Hacemos todo el trabajo directamente, excepto la recogida del maíz», señala. «Empecé porque tenía mucho abono de la granja de mi padre, así le damos una salida y aprovechamos las fincas para poder rotar hierba y cultivos, es el futuro, con la rotación se renueva la tierra y se produce más y mejor», remarca.

Este joven labrador es crítico con el uso excesivo de abonos químicos y purín. «Se hace una mala gestión», sostiene. Es uno de los pocos agricultores profesionales de la comarca de Ferrolterra. «El que está más cerca es José Antonio Muíño [de Castro, en el municipio de Narón], él fue quien me enseñó la importancia de la rotación de cultivos», agradece. Su padre, Domingo Souto, tiene 62 años. Cuando se jubile, su hijo aspira a profesionalizar la granja: «Mi idea es que funcione como una industria en el campo, con mentalidad empresarial, con empleados todo el año...».

Dificultades para pasar la ITV a 42 máquinas agrícolas

Puede parecer anecdótico, pero a Domingo Souto y a su padre les ha costado más de un quebradero de cabeza poder someter toda su maquinaria agrícola a la Inspección Técnica de Vehículos, en la unidad móvil que se desplazó hace poco a Mugardos. «Solo te dan cita para 11 a nombre de una misma explotación, y para llevarlo todo tuvimos que pedir ayuda a los vecinos y a alguna persona que ha trabajado en la granja», explica. Finalmente, lograron que todos sus aperos fueran revisados.

El parque de la granxa do Coto no es pequeño. Disponen de nueve tractores, dos empacadoras, una máquina de encintar rulos, tres autocargadores, cuatro remolques, dos cisternas, dos grades de disco, una pala telescópica... «En otros países solo hay que pasar la ITV de los tractores, de hecho, si compras un remolque en Francia viene sin matrícula», comenta este agricultor. Suelen llevar de 27 a 29 máquinas, pero esta vez coincidió la inspección anual, aplazada en 2020 por la pandemia, con la de los vehículos a los que les corresponde cada dos años. «Mi padre optó por comprar máquinas de segunda mano, más baratas, y tener variedad, ya que por esta zona casi no hay empresas de servicios agrícolas», indica. Él contrata la recogida del maíz y del resto del trabajo se ocupa con maquinaria propia. «Ahora queremos tener menos, aprovechando alguna ayuda para comprar nuevo», dice.