—¿Cómo valora la evolución de la criminalidad en esta zona?
—Habría que diferenciar lógicamente los años 2020 y 2021 del resto. Durante la pandemia descendió bruscamente el número de delitos. Sin tener en cuenta esos años los datos demuestran un descenso de delitos y sobre todo de los más graves como pueden ser homicidios, asesinatos o delitos contra la libertad sexual. Se mantienen más estables los de robo y hurto, muchos de ellos vinculados al consumo de drogas así como los propios delitos de tráfico de estupefacientes. Aumentaron los delitos cometidos a través de medios informáticos, sobre todo las estafas y ahora mismo preocupan los relacionados con el hurto de cableado. También el fenómeno de la okupación es un tema que causa preocupación e inseguridad.
—¿Se puede considerar que esta es una comarca segura?
—Con los datos en la mano, en comparación con otros territorios, la tasa de criminalidad es menor. Evidentemente es muy positivo el descenso de los delitos más graves aunque los robos y los otros delitos que mencioné antes sí pueden provocar cierta sensación de inseguridad. Las fuerzas y cuerpos se seguridad están trabajando muy duro para evitar y perseguir esta delincuencia.