María Balseiro Rodríguez nació y vivió siempre en Ribeiras do Sor, en Mañón
01 feb 2019 . Actualizado a las 18:50 h.«Os anos están encima, pero, grazas a Deus, teño sentido e teño acordo», comentaba María Balseiro Rodríguez el 10 de marzo de 2013, el día en que alcanzó el siglo de vida. Esta vecina de Ribeiras do Sor, en el municipio de Mañón, conservó la lucidez hasta el último momento. Falleció el miércoles, a poco más de un mes de cumplir los 106 años, en la vivienda familiar donde residía junto a su hija, Fina, y su yerno, Teodoro, que la han cuidado con mimo, igual que su nieta, Montse Díaz, que acudía los fines de semana para ayudar a sus padres, ambos octogenarios.
María era la abuela de Ortegal. Nació en una familia humilde, como ella misma relataba, y se crio con su tía, la dueña del antiguo salón Lorenzo. Buena conversadora y de gesto alegre, recordaba siempre a su marido, José Martínez López, fallecido hace tres décadas. «Eramos pobres coma as ánimas, porque non tiñamos nada, pero non envexamos a ninguén [...]. Non tiñamos nada, pero tivémolo todo, amor».
Su sobrino, el alcalde de Mañón, Alfonso Balseiro, la recuerda como una mujer animosa, siempre preocupada por los suyos. A María la inquietaban la situación política y la falta de concordia entre los partidos, y pedía trabajo para los jóvenes. Y solía evocar los años en que iba a la romería de San Pedro, a Bares, o a las fiestas de Santa Rosa o San Blas. Al médico apenas lo veía y nunca perdió el humor.