Mano de obra y vivienda, dos de los mayores desafíos del sector naval en Ferrol
FERROL CIUDAD
El impulso de Navantia exige profesionales cualificados, un reto para empresas y centros de FP, supone un revulsivo para los negocios hoteleros y evidencia las tensiones del mercado inmobiliario en la ciudad
28 sep 2025 . Actualizado a las 17:38 h.El día de la botadura de la fragata Bonifaz, la primera de la serie F-110, el hotel Almirante estuvo lleno, «con distintas autoridades y personal de seguridad». Pero más allá de la excepcionalidad de esa jornada, en torno al 80 % de la clientela de este clásico del sector en la ciudad «es de empresa y buena parte ligado al astillero, los consignatarios de buques que vienen a hacer reformas...», apunta la directora. Mercedes Porto reconoce que el naval «no es la base del establecimiento, pero tiene un peso muy importante en la ocupación del hotel y en los servicios de restauración».
De lunes a jueves, los huéspedes son trabajadores. «En julio y agosto tuvimos muchos de Navantia, porque ellos no paran y si hay que hacer una reparación o trabajos de mantenimiento, a lo mejor tienes 30 o 40 habitaciones ocupadas durante mes y medio. Son largas estancias que también llenan la cafetería y el restaurante, es un cliente que consume mucho en el hotel y acabamos siendo un poco su familia», destaca Porto.
«Los hoteles dependemos mucho de Navantia, es clave para nosotros, porque viene gente de la propia empresa y también de subcontratas, a través de consignatarios...», corrobora el ferrolano Alfonso Rey-Cabarcos, al frente del Gran Hotel desde hace dos años. Hace una década, cuando regresó de Barcelona, «la situación de este sector era muy distinta, en tarifas y en ocupación (hoy lo normal, en temporada baja, es estar por encima del 50 %)».
La mayor carga de trabajo del astillero también se refleja en el mercado del alquiler, cada vez más tensionado. «Pongo un piso en una plataforma y ese mismo día ya tengo 80 llamadas, la gente está desesperada», comenta Carceli Cascallana, de la inmobiliaria O Ponto, en Narón. Constata que la demanda rebasa con creces la oferta en toda el área de influencia de Ferrol, «y los propietarios exigen cada vez más requisitos». Buscan perfiles «solventes», al menos sobre el papel, y un trabajador con contrato indefinido vinculado a Navantia, directamente o a través de compañías auxiliares, suele satisfacer al arrendador. Eso sí, «a no menos de 550, 600 o 700 euros, un piso normal y corriente y sin ascensor», señala Jennifer Servia, de la agencia Housefulness, de Catabois. Y es que, remarca, «la demanda es enorme, llama más gente de la que puedes atender». A la hora de optar a una vivienda en alquiler, los profesionales ligados al naval compiten, entre otros, con funcionarios, estudiantes universitarios y marineros de la Armada que se forman en la Escuela de Especialidades Antonio Escaño. Pablo López, gerente de la inmobiliaria AM, con más de veinte años de trayectoria, confirma que «están viniendo remesas de gente de distintas nacionalidades (a Navantia); la mayoría buscan alquiler, pero como hay gente que viene por dos años o más, se plantean incluso comprar, y se está notando mucho en el último año y medio, falta stock de vivienda para vender y para alquilar (hay mucha cerrada, porque los propietarios tienen miedo de arrendar por el cambio de normativa y la subida de impuestos)». Los efectos en el mercado inmobiliario no se restringen a Ferrol, sino que se expanden por toda la zona, incluso fuera de la comarca. «Hay quien se va a Valdoviño, Miño, Ares e incluso Sada, porque aquí no encuentra y recurre a lo que puede», abunda López.
El otro gran desafío, tal vez el mayor que afronta la ciudad, impulsada por la reactivación de Navantia, consiste en dar respuesta a las necesidades de personal cualificado para cubrir los puestos de trabajo que ya se están generando y que van a seguir surgiendo a corto y medio plazo. «Está complicado, estamos trabajando con la FP [formación profesional] dual, formando [al alumnado] en el astillero. Ya no es como antes, cuando la gente venía sin tener ni idea y se tiraba de cursos de formación que organizaban los sindicatos o los ayuntamientos. Hoy, si necesitas soldadores o armadores (en nuestro caso porque trabajamos con el acero, la estructura del casco) no los encuentras en la calle», constatan fuentes de Maessa Naval.
«Seguir el ritmo»
El curso 2024-2025 fue el primero en el que participaron en la FP dual, puesto que toda su actividad se desarrolla dentro de las instalaciones del astillero y hasta el año pasado Navantia no permitía el acceso a personal con contratos en prácticas. La norma se flexibilizó a petición de las empresas, los centros formativos y la propia Administración autonómica. A las compañías auxiliares les preocupa ser capaces de «seguir el ritmo que requiere el proyecto de las fragatas». Algunas optan por implementar tres turnos, pero se topan con el hándicap de la mano de obra. «Tenemos escasez, nos faltan profesionales de diferentes gremios, y si a lo que tira Navantia le sumamos la demanda de otras empresas, la situación es bastante compleja y no vemos una salida a corto plazo», incide José Ramón Franco, gerente de Intaf. La carencia se percibe tanto en los oficios más tradicionales, «como calderero, soldador, mecánico, ajustador o montador... y también otros como carpintero, electricista o pintor», como a nivel de técnicos, otro perfil exiguo.
«Todos estamos haciendo lo posible por captar personal donde lo haya, intentamos atraer su interés, para que se sume a estos oficios, que siguen teniendo un componente de mano de obra intensiva, que no solo exige una formación técnica sino también práctica, muy intensiva, hay que tener oficio...», plantea. Y ahonda en «la gravedad» del problema, «porque la expectativa laboral [en Ferrol] es buena y todo el mundo está buscando alternativas, porque es complicado». Lo primero, en su opinión, es lograr que los jóvenes «se acerquen a estos oficios; algunos se aprenden en unos meses pero otros llevan años hasta alcanzar el grado de cualificación adecuado». Sostiene que «traer gente de fuera tampoco es solución, porque tampoco hay, y cuando llegan tienen que adaptarse a una dinámica ligada a la construcción naval militar, o al resto de actividades, como la eólica marina, o el área de reparaciones de Navantia, que también demanda personal muy cualificado».
«Tenemos que ser capaces de darle cobertura a Navantia, que es una industria de síntesis. El personal propio es el que es y la actividad la estamos desarrollando casi toda las empresas que estamos y las que hacen falta, porque es insuficiente», insiste Franco. Reconoce que en los 53 años que lleva al frente de Intaf, una firma con casi 85 años de historia, se vivieron situaciones parecidas a la actual: «Pero en otras épocas había mucha capacidad de respuesta, se hacían más cursos fuera del ámbito reglado, la gente se apuntaba, había monitores... pero ahora faltan alumnos y tampoco tenemos profesores disponibles. Y en las empresas no tenemos formadores, porque el personal lo tenemos que dedicar a producir».
La formación, clave
Aquí entran en juego los centros de formación profesional, como el CIFP Ferrolterra, el de mayor oferta de FP dual intensiva de Galicia, con 24 grupos este año. «E todo empezou por Navantia, no 2016, substituíndo o que antes era a escola de aprendices, e logo fóronse sumando as auxiliares. Temos convenio con todas as empresas do sector naval, que representan o 50 % das 80 coas que traballamos, e todas son auxiliares de Navantia», señala el director, Enrique Pazo. Destaca el cambio de tendencia en la relación entre los intereses del alumnado y las necesidades de las empresas. «Agora coinciden máis ca antes. Antes ninguén quería matricularse en soldadura e hoxe é dos ciclos que máis nos piden, e coincide co que solicitan as compañías. De feito, nos ciclos de grao medio houbo lista de espera. En fabricación mecánica, tanto mecanizado como soldadura, no medio e no superior, nunca tanta demanda houbo por parte dos alumnos», asegura tras casi dos décadas al frente del instituto. Los términos de la ecuación se han invertido, y si antes la demanda de empleo sobrepasaba la oferta, hoy es justo al revés. Pazo defiende la FP dual intensiva como la mejor fórmula para abastecer el mercado laboral: «Están seis meses no centro e outros seis na empresa, e eses seis son remunerados, cun mínimo do 50 % do salario mínimo interprofesional (hai empresas que lles pagan máis). É así no primeiro ano do ciclo e no segundo».
La onda expansiva generada alrededor del astillero alcanza otros centros, como el IES Punta Candieira, de Cedeira, donde este año se ha producido «un repunte tremendo da matrícula en mecatrónica (non cabe nin un máis) e electricidade, e tamén en mantemento, no ciclo medio», indica el director, Xabier Pérez Piñón. En este caso, sin FP dual, varios estudiantes realizan las prácticas (que se han reforzado, pasando de 410 a 500 horas) en firmas auxiliares de Navantia. «Despois algúns seguen estudando porque a propia empresa lles di que fagan o ciclo superior (o que os converte nun perfil máis competitivo), e logo vólvenos contratar [...]. Tres alumnos que fixeron as prácticas con Maessa quedaron no verán a traballar», detalla. En el conjunto de los ciclos formativos suman 162 estudiantes, «un 60 % máis ca hai catro anos». La inserción laboral «depende do esforzo e da actitude de cada un», reflexiona Pérez Piñón. El reto de la formación está en buenas manos.