«En 15 años pasamos de una sola empleada a tener 50 de nueve nacionalidades, somos como la ONU»
FERROL CIUDAD

La ferrolana Marta de Araoz celebra los tres lustros de vida de En Buenas Manos, una empresa volcada en el cuidado de mayores y las tareas del hogar de forma personalizada
10 may 2025 . Actualizado a las 10:41 h.Hace quince años, Marta de Araoz Orduna (Ferrol, 1973) decidó cambiar Cataluña por Galicia y su trabajo de directiva en la multinacional de herramientas y tornillería Würth por una nueva aventura emprendedora orientada al cuidado de los mayores y las tareas del hogar: En Buenas Manos. Y todo, por el amor a su familia. «Mi padre se puso enfermo, sentí que tenía que volver a Ferrol para cuidarlo, y al regresar me di cuenta de la gran cantidad de personas mayores que están solas y necesitan ayuda. Pensé que tenía que hacer algo y fue así como se me ocurrió poner en marcha En Buenas Manos», rememora.
—¿No le dio vértigo dejar un trabajo estable por un proyecto que no sabía si iba a salir bien o mal?
—Al principio compaginé las dos cosas, por la mañana seguía trabajando para Würth desde Ferrol y las tardes las dedicaba a En Buenas Manos, pero la demanda fue a más y llegó un momento que decidí volcarme de lleno en la empresa.
—¿Cómo ha sido la evolución?
—En estos quince años hemos crecido muchísimo. Empezamos con una sola empleada para el primer cliente y ahora somos 52 personas en plantilla y de nueve nacionalidades diferentes: España, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Perú, Ecuador, Portugal, Cuba y Marruecos.... ¡Somos como la ONU!
—¿Todas son mujeres?
—En dirección estamos dos personas, y las 50 restantes están dedicadas al cuidado de los mayores y las tareas del hogar. De ellas, 47 son mujeres y 3 son hombres. Sin duda sigue siendo un sector muy feminizado, pero los hombres son tan válidos como ellas para la limpieza, la cocina, los cuidados... Generalmente, destinamos a los hombres de la plantilla al cuidado de otros hombres, porque tienen más fuerza para movilizarlos y también porque muchas veces coinciden en gustos... No veas lo que disfrutan algunos viendo el fútbol juntos.
—¿Percibe recelo entre la clientela a la hora de tener a empleadas del hogar de otros países?
—Yo no hablaría de rechazo, pero sí creo que habría que luchar contra los prejuicios. Los gallegos también fuimos emigrantes y sabemos lo duro que es tener que salir de tu tierra a buscarte la vida. Las personas de otros países que forman parte de nuestra plantilla son supertrabajadoras y vienen con el afán de aportar a la sociedad, mejorar y prosperar.
—¿Es muy exigente a la hora de seleccionar los perfiles?
—Muchísmo, tanto que a veces parezco una agente de la CIA. A la hora de seleccionar, siempre me planteo dos preguntas: ¿Le daría a esta persona las llaves de mi casa? ¿La contrataría para que cuidase y atendiese a mis padres en casa? La respuesta tiene que ser sí en ambos casos, porque nunca contrataría a alguien que no quisiese para mí.
—¿A qué achaca el éxito de su empresa?
—Sin duda a la atención personalizada. Ninguna persona es igual a otra, así que buscamos los perfiles que mejor encajan con cada cliente, como si se tratase de la pieza de un puzle. Además, le damos mucha importancia a valores como la seriedad, la honestidad o la integridad. A hacer las cosas bien aunque no haya nadie mirándonos.
—¿Qué tipo de servicios prestan actualmente?
—Tenemos algunos clientes que nos piden personal únicamente para las tareas del hogar, pero en el 95% de los casos se demanda un servicio mixto, de limpieza de la casa y cuidado de mayores en el que se incluye acompañamiento para ir al médico, hacer las compras o recados. Además, somos representantes para la provincia del servicio de teleasistencia Sicor de El Corte Inglés, que funciona con un reloj con GPS en tiempo real.
—¿Cree que por fin se empieza a valorar el trabajo de las empleadas del hogar?
—Afortunadamente las condiciones han mejorado mucho en los últimos tiempos. El salario mínimo bruto por 40 horas semanales ha pasado de 736 a 1.184 euros mensuales, unos 1.465 si incluimos pagas extra y vacaciones. Y además, desde hace dos años, las empleadas del hogar tienen derecho a paro. Lo único que me preocupa es que estas mejoras han provocado un aumento de la economía sumergida en el sector, porque no todo el mundo se puede permitir hacer frente a los gastos. Por eso creo que el Gobierno debería subvencionar los seguros sociales e incluir a las empleadas del hogar en las ayudas de la Ley de Dependencia. Así las personas de rentas bajas podrían acceder a estos servicios de forma legal.
—¿Qué balance hace de estos quince años?
—Han sido 15 años fantásticos y quiero dar las gracias por ellos a todo el mundo: a las trabajadoras, los clientes, a las empresass y profesionales colaboradores... Tenemos las mismas ganas e ilusión que el primer día y esperamos poder seguir ayudando a la gente quince años más.