La floristería Pétalos cumple 35 años: «Se regalan más flores para decir 'te quiero' que para pedir perdón»
FERROL CIUDAD

Luz Gallego estudió Trabajo Social, pero el arte floral le gustaba tanto que emprendió con un negocio que ya es todo un referente en la comarca de Ferrol
15 mar 2025 . Actualizado a las 13:45 h.Luz Gallego confiesa que se siente «medio ferrolana, medio mugardesa», porque su hogar está en la villa del pulpo más rico del mundo, pero su negocio abre sus puertas en la calle Sartaña de la ciudad naval, en el corazón del «maravilloso» barrio de Ultramar, que también siente como su casa. «Trabajo feliz en este barrio porque los vecinos son estupendos, muy educados y cariñosos», dice sonriente tras un mostrador repleto de hojas y capullos de camelias.
Para quienes no la conozcan, Luz es una de las floristas más veteranas de Ferrol. En su juventud estudió Trabajo Social, pero las manualidades y las flores le gustaban tanto que decidió formarse en Valencia y hace justamente 35 años emprendió con Pétalos. «Puse en marcha la floristería el 1 de febrero de 1990 y desde entonces esta es mi vida», comenta flanqueada por Fran Piñeiro y Bea Rodríguez, sus dos manos «derecha» en el 10 de Sartaña.
Coincidiendo con el aniversario su aventura emprendedora, Luz hace balance y repasa cómo han cambiado las cosas en estas más de tres décadas de trayectoria. «Cuando abrí estaba centrada sobre todo en la venta de flores para tanatorio, entierros y regalo, mientras que ahora abarcamos también otros campos, como las bodas, los eventos y el arte religioso», explica Luz, para a continuación remarcar que esa mayor diversificación ha venido propiciada por la incorporación de Fran y Bea al equipo de Pétalos.
Él, que se formó con la ya fallecida Olga Basterrechea en la floristería Toxo de Ferrol y más tarde en Buxo de Santa Cecilia, acompaña a Luz desde hace ya siete años, y como es vestidor de la Virgen de Dolores, esa conexión con el arte religioso les llevó de una forma natural a colaborar con templos y hermandades. De maña y experiencia también puede presumir Bea, que antes de desembarcar en Pétalos hace ya tres años estuvo más de veinte en La Ilusión de Ferrol y otra larga etapa en La Florería de A Coruña, donde se especializó en arreglos para bodas y eventos, trabajando para clientes tan exigentes como Inditex y en escenarios de alto copete como el Hotel Finisterre.

Los tres forman ahora un equipo bien engrasado y rebosante de experiencia, en el que cada uno aporta lo mejor de sí mismo. Al preguntarle si los gustos han cambiado mucho en estas tres décadas, la respuesta es unánime: «¡Muchísimo!», dicen los tres al unísono.
«Antes era impensable meter eucalipto en un ramo, porque se veía algo muy de campo, y ahora está súper de moda», comenta Bea, mientras que Luz apunta que del triunvirato del clavel, el gladiolo y la rosa se ha pasado a un abanico en el que también caben girasoles, tulipanes, peonías, flores silvestres... Y Fran, por su parte, desvela que en el mundo nupcial lo que más se lleva ahora son los tonos «nude», como confirman las novias a las que visten con flores en el Pazo Libunca.
Entre la clientela de Pétalos hay bastantes hombres, pero «tal vez más mujeres», observa Luz, que cita entre ellas a muchas mayores a las que les gusta seguir cumpliendo con el ritual semanal de llevar flores a sus difuntos, pero también a jóvenes que rompen moldes regalando ramos a sus novios. «Y últimamente también atendemos a muchísimos alumnos de la escuela militar Antonio de Escaño», advierte raudo y veloz Fran.
Con tantos años de experiencia a sus espaldas, los tres confirman que «se regalan más flores para decir ‘te quiero' que para pedir perdón». Y al preguntarles por qué regalar un ramo o un colorido centro en una ocasión especial, ninguno lo duda. «Las flores hablan por sí solas. Fragancia, color, alegría... Las flores te inspiran», proclama Luz.
Dos grandes apoyos, su pareja y el grupo Albatros
Además de Bea y Fran, Luz cuenta con otros dos grandes apoyos para que Pétalos vaya viento en popa. Su pareja, Miguel Fernández, al que conoció porque eran «vecinos» —él es el responsable de la discoteca Micro, situada al lado de Pétalos— y el grupo BNI Albatros, una red de profesionales que se apoyan mutuamente. «Es como ser trapecista y saltar con o sin red, ellos son mi red», dice con agradecimiento hacia sus compañeros del BNI.