Adiós al genial Quico Pérez-Lago, fundador de Los Zafiros y de Equiocio

Patricia Hermida Torrente
p. hermida FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

César Toimil

Además era devoto padre de Paloma Lago, Ana, Federico, Pauloska y Cristina

22 ene 2025 . Actualizado a las 23:06 h.

Elegante y guapísimo hasta el final, Quico Pérez-Lago pudo presumir de cuatro vidas en una: impulsó Los Zafiros con sus amigos, fundó Equiocio para volcar su pasión por los caballos, disfrutó a tope del dominó... y sobre todo formó una gran familia. Este genial (por su gran carisma) ferrolano falleció en la noche de ayer, dejando atrás 94 años plenos y llenos de amor. Como el que volcó en sus cinco hijos (la presentadora y modelo Paloma Lago, Federico, Ana, Cristina y Pauloska) y en su mujer Chus Gómez Deaño.

Con el grupo musical Los Zafiros, Federico (Quico) Pérez-Lago tuvo éxito internacional y también triunfó en aquellos bailes del actual parque Reina Sofía. Siempre presumió «de hijos guapos, hasta nos llamaban los príncipes de Mónaco pero la mujer más hermosa que conocí fue mi esposa Chus». Fundó Los Zafiros en 1951 para ser precursor de orquestas con Alberto Martín y Pepe Pazos, estudió en el colegio de los frailes mercedarios (Tirso de Molina), se formó en Aviación y tuvo mil inquietudes. En la música se inició con el maestro Peña en la guitarra y el punteo, y con el maestro Malde y Mauricio Farto. «Tras la guerra no había personas ni objetos, hasta las cuerdas de las guitarras se hacían con alambres de Bazán», recordaba Quico en una entrevista hace poco más de un año.

Tuvo giras por Portugal, Italia y Francia; actuó en Hamburgo antes que Los Beatles; cantó ante los príncipes Balduino y Fabiola. Todo esto lo dejó por su familia: «Perdí eso y me costó sangre y lágrimas, porque Los Zafiros eran el amor de mi vida hasta que conocí a mi mujer».

Ya junto a su familia fue impulsor del famoso certamen hípico Equiocio, que sigue cosechando éxitos en Ferrol. Y siempre recordó «aquellos tiempos en los que todo el mundo cantaba por los bares».

Con una apasionante historia, siempre libre, Quico era a mayores un gran conversador, un fenomenal entrevistado. Y siempre dejó claro el siguiente lema: «Mis amores han sido mi familia, Los Zafiros, Ferrol... y los caballos».