Manoliño, el «golfiño» simpático que no deja trabajar a los mariscadores de Ferrol: «Un buzo tiene que entretenerlo para que el otro pueda faenar»
FERROL CIUDAD
El arroaz que va cambiando de ría en ría desde el 2019 complica las labores de los marineros con sus «juegos»
11 dic 2024 . Actualizado a las 21:13 h.Manoliño es un viejo conocido de las rías gallegas. Este arroaz de carácter afable, que apareció en el 2019 en la ría de Noia, y que pasó el verano en Corcubión, se ha mudado a la ría de Ferrol, donde lleva un mes dejándose ver por la dársena y por diferentes puntos de la ría. Al igual que en el resto de sus viajes por la costa de Galicia, Manoliño se gana a la gente por sus continuos intentos de interacción. Sin embargo, este afecto excesivo del delfín se ha tornado en molesto para los mariscadores de la ría, que tienen que, incluso, «entretenerlo» para poder realizar las maniobras de pesca.
Explica el patrón mayor de Ferrol, Gustavo Chacartegui, que son los buzos los que más «sufren» a Manoliño, que con su carácter afable y cercano con los humanos, es capaz de tocar las aletas de los mariscadores, coger la manguera que les une al barco, o darles golpecitos con la boca. «Al final, te molesta y no te deja trabajar», dice el patrón mayor. La insistencia de Manoliño por «jugar» con los marineros ha obligado incluso a dos buzos de la cofradía, Sergio y Ernesto, a turnarse para entretener al arroaz para que el otro pudiera trabajar con la navaja. También perjudica a los marineros cuando los juegos del delfín obligan a repetir la maniobra de pesca.
Manoliño se deja ver todos los días por la ría, y en diferentes puntos. Tanto en la dársena, al lado de la lonja, como en la zona de entre castillos, o en la ensenada situada al lado de Reganosa. Prácticamente a diario algún marinero de la ría tiene alguna anécdota o historia que contar del arroaz.
Durante su paso por las rías gallegas, la interacción de este delfín, al que se llegó a bautizar también como Confi (en alusión al confinamiento), le ha valido más de un disgusto. Hace unos meses apareció con un arpón clavado en el costado izquierdo dentro del puerto de O Freixo, en Outes. Manoliño logró salvarse sin ayuda, sacándose el arpón mediante roces contra estructuras duras y cabos. Miembros de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) realizaron un exhaustivo informe sobre el estado de salud del cetáceo: a primera vista el estado de Manoliño es bueno, aunque en su piel se aprecian huellas de los contactos físicos que ha mantenido en los últimos meses.
Chacartegui explica que la CEMMA recomienda no interactuar con el delfín, pero es que, asegura, «es él el que busca a los marineros». «Aunque no quieras él interactúa contigo», dice el patrón mayor. Parece que de momento Manoliño está a gusto en Ferrol.