Unas 4.500 personas consumen coca en el área de Ferrol y solo 170 intentan dejarlo

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Imagen de archivo de una redada en un campamento de la zona.
JOSE PARDO

Asfedro apunta que los adictos tardan más de diez años en pedir ayuda

09 dic 2024 . Actualizado a las 12:40 h.

Más de 4.500 personas del área sanitaria de Ferrol son consumidoras de cocaína, en muchos casos combinada con otras drogas, aunque el alcohol es la más habitual. Una parte usa esta sustancia solo el fin de semana, pero no la mayoría, según los informes del plan nacional de drogas y las estimaciones de los servicios sanitarios y policiales, cuyos trabajadores ven a diario los efectos secundarios. La noticia esperanzadora es que 170 adictos pidieron ayuda este año para dejarlo, aunque no siempre encuentran facilidades. La falta de especialistas en la Asociación Ferrolana de Drogodependencias (Asfedro) provoca esperas para consultas de psiquiatría y psicología.

¿Cómo se distribuye el consumo?

Los responsables de Asfedro detallan que los 4.500 consumidores en una área sanitaria de 190.000 personas es una estimación «optimista», aunque detallan que hay niveles muy diversos de adicción. Este dato se calcula con tres parámetros: con el de personas que han consumido alguna vez en la vida; las que lo han hecho alguna vez en el último año y el dato más relevante, aquellos que se drogaron el último mes. «De estos últimos se extrapola la población en riesgo de adicción —explica el director de Asfedro, Gerardo Sabio—. En el consumo de fin de semana es más común el uso de coca con alcohol, pero en el consumo de coca fumada, cannabis, alcohol y opiáceos no se da ese efecto de fin de semana». Un dato que corroboran fuentes policiales y la Fiscalía de Ferrol, que recuerdan que los consumidores diarios son precisamente los que generan una repercusión mayor en la sociedad, por los dramas familiares y los hurtos que cometen para poder saldar su adicción.

 ¿Hay estimaciones del volumen de droga que se vende a diario en Ferrol?

Los puntos de venta de droga del área de Ferrol se abastecen, en su mayoría, con pequeñas partidas que trasladan desde diversos puntos correos de la droga. Lo normal es que no lleguen a los dos o tres kilos en cada trasiego. Un viaje por el que cobran entre 500 y mil euros puede ser la mercancía que se despacha durante una o dos jornadas. En los últimos años, además, se ha abaratado el coste de cada gramo. Al igual que sucede en el sur de Galicia, la sobreproducción de cocaína en países como Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela o Brasil está tirando los precios en la comarca de Ferrol. A partir de 40 euros se puede comprar un gramo, del que se sacan más de 20 dosis. Cada raya cuesta casi lo mismo que una copa.

 ¿Cuántos adictos han intentado dejarlo?

Asfedro ha atendido este año a 1.600 personas. Un total de 170 son nuevas historias de personas que quieren dejar de consumir y que en muchos casos también tienen enganche al cannabis y a la heroína. «Nuestros datos son de personas atendidas no de número de consumidoras. Si hubiera un aumento se vería en la demanda de atención con el paso de los años. De todos modos, es difícil que aumente un consumo que ya está muy arriba», precisan desde Asfedro. Recuerdan que las tasas de consumo de cocaína llevan dos décadas siendo de las más altas de Europa, precisamente por la facilidad con la que se consiguen las sustancias.

 ¿Cuánto se tarda en dar el paso?

Los servicios asistenciales de Ferrol explican que los consumidores de cocaína con alcohol pueden tardar más de diez años en ponerse a tratamiento, aunque es cierto que cada caso depende de las sustancias que se mezclan y la situación socioeconómica.

Las dificultades de Asfedro

Hace años que la Asociación Ferrolana de Drogodependencias (Asfedro) reclama integrarse en la sanidad pública como una unidad más, porque se encargan de la atención de una población sensible, con múltiples patologías mentales y que va en aumento. En poco más de dos años pasaron de 1.200 asistencias anuales a las 1.600 de este 2024 que está a punto de terminar.

Realizan campañas de captación de fondos para poder mantener una atención que ni siquiera la pandemia logró interrumpir. Uno de sus principales retos es conseguir especialistas como psicólogos o psiquiatras, ya que ahora tienen lista de espera de un mes. No encuentran médicos porque no pueden darles buenas retribuciones y su labor no cotiza en las listas del Sergas. Y eso a pesar de que dan asistencia a enfermos derivados directamente desde la sanidad pública.

El último hurto de un reincidente que vive para consumir

La semana terminó con la comparecencia en el juzgado de guardia de un hombre cuya vida está marcada por las drogas. Hay semanas que la Policía Nacional lo detiene dos o tres veces por hurtos de todo tipo: desde el robo de un bar a asaltos en iglesias. El jueves volvió a quedar en libertad, a pesar de que la Fiscalía pedía una medida de prisión preventiva mientras no se celebren los juicios por la larga lista de causas que acumula. Le dejaron marchar, aunque hasta el abogado que le asistió le recomendó encarecidamente que no volviese a delinquir, ya que tiene un pie en la cárcel, de donde salió hace poco más de dos años de cumplir una larga condena.

Como en otras ocasiones, la adicción pesó más que todas las advertencias del mundo: al pasar por el primer supermercado que vio, a unas calles del juzgado, entró a robar una botella de aceite. Uno de los artículos que fácilmente se pueden cambiar por una dosis. Las cajeras lo detuvieron y lo dejaron marchar, aunque informaron a la policía.

La historia de este hombre no es singular, comparte un perfil y una vida muy parecida a la de otros delincuentes de la ciudad. Como el carterista al que se conoce como Piojo o los que llevan los motes de frutero o Françoise; son drogodependientes cuya única brújula vital es consumir.

Y todos son gallegos, el arrestado esta semana está a punto de cumplir los 50 años. No es de Ferrol, sino del sur de la provincia. Llegó a la ciudad atraído por la gran oferta de los poblados.