El Cantabria, motor para la OTAN en el Mediterráneo: «Fue una gran experiencia»
FERROL CIUDAD
El buque de apoyo logístico volvió esta mañana a su base de Ferrol tras tres meses en la fuerza aliada de respuesta a Rusia por la invasión de Ucrania
07 dic 2024 . Actualizado a las 20:06 h.Emoción, nervios, sonrisas y mucha alegría por los reencuentros. El buque de aprovisionamiento en combate (BAC) Cantabria (A-15) retornó esta mañana a su base del Arsenal de Ferrol tras concluir una integración de cerca de tres meses en la operación denominada Noble Shield de la OTAN en aguas del Mediterráneo. En concreto, entró en este dispositivo de respuesta preventiva de la Alianza por la invasión de Ucrania por parte de Rusia dentro de la flota permanente SNGM-2, en la que también se encuentra la fragata Cristóbal Colón (F-105).
Ejerció, como es habitual, como motor de esa agrupación naval con la que navegó, ya que el principal cometido de este barco es proporcionar en alta mar desde combustible hasta munición, pasando por víveres, pertrechos y asistencia médica a los buques de guerra que acompaña. Les da, así, más flexibilidad y capacidad de actuación en alta mar. Y permite prolongar el tiempo sin necesidad de tocar puerto, si se considera necesario.
El BAC Cantabria, al mando del capitán de fragata Manuel Romero Nieto, es uno de los dos buques logísticos que forman parte de la 31ª Escuadrilla de Superficie con base en Ferrol. El otro es el Patiño. Durante este despliegue su dotación ha estado compuesta por un total de 170 hombres y mujeres. Fue recibido en un acto presidido por el comandante de esa 31 Escuadrilla, Jesús Viñas Barciela.
Aprovisionamientos
El comandante del barco, Manuel Romero Nieto, explicaba tras arribar al Arsenal que durante el tiempo que han permanecido en el Mediterráneo han realizado «unas 35 maniobras de aprovisionamiento», además de dar combustible, más de diez millones de litros, a un total de dieciséis buques «de nueve nacionalidades distintas». «Fue una experiencia muy buena», apuntó.
Pero esta mañana lo que tocaba —y hasta el tiempo acompañó— fue la calurosa bienvenida que familiares y amigos de los integrantes de la tripulación les dispensaron.