Niegan la invalidez a un florista que acude más de 200 veces al año al médico: «Yo pagaría por trabajar, pero estoy enfermo y me deniegan la incapacidad»
FERROL CIUDAD
El Juzgado de lo Social número 2 de Ferrol considera que puede seguir trabajando en otra cosa
27 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Trabajaba como florista después de años dedicado a otros negocios en Ferrol. Era su sueño y estaba feliz, pero una dolencia grave comenzó a deteriorar su salud y en pocos meses tuvo que cerrar su querida florería. Este hombre lucha ahora en los tribunales para conseguir el grado de incapacidad más alto, porque cada día tiene que hacer diálisis u acudir a otras asistencias médicas que merman y marcan su vida y la de su familia: «El año pasado fui al médico, a diferentes consultas, más de doscientas veces, no puedo hacer nada más», cuenta desde una casa de la que sale en contadas ocasiones.
Su abogado relata que no entiende, ni comparte, la última resolución sobre su caso y por eso la ha recurrido ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). El Juzgado Social número 2 de Ferrol emitió la sentencia que le niega la gran invalidez, o «como mínimo de una incapacidad permanente absoluta, ya que se trata de un trabajador diagnosticado de enfermedad renal crónica en grado 5 A3, que lleva un catéter peritoneal para diálisis, y sufre polineuropatía diabética con afectación distal y autonómica», relata un letrado al que este caso le ha afectado de forma especial por la dureza con la que está impactando en esta familia de Ferrol.
Tanto el abogado como su defendido relatan con tristeza que apenas hay posibilidades de que pueda volver a trabajar, porque sufre frecuentes caídas, inestabilidad y mucha dificultad para manejar cosas con las manos. «A lo que se le suman otras dolencias como una retinopatía diabética, diabetes mellitus tipo I, SAOS grave…», precisa un letrado que recuerda que la Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le había reconocido al trabajador una incapacidad permanente total, para su labor como propietario de floristería. «Con este grado lo considera capacitado para buscar otro empleo, algo que es imposible, ya que no solo no puede, sino que su mujer ha tenido que pedir una reducción de jornada para poder ayudarle».
577 euros de pensión
Los ingresos de la familia se han visto mermados considerablemente. Este ferrolano sobrevive con una pensión de 577 euros. En el caso de que la apelación prospere se incrementaría en unos 200 euros.
Tanto el enfermo, como su abogado consideran que la jueza de Ferrol no reparó en los informes que acreditan cómo se ha ido deteriorando su salud. Precisamente por esta razón, habían interpuesto una reclamación previa y una posterior demanda en el juzgado de Ferrol, en la que se «solicitaba, a la vista de que además el proceso se había agravado notablemente desde que el equipo de valoración de incapacidades (EVI) lo había examinado, una gran invalidez, pues ya necesita la ayuda de otra persona para muchas de las tareas esenciales de la vida diaria, o, al menos, una incapacidad permanente absoluta, para todo tipo de trabajo.
Sin embargo, el Juzgado Social número 2 de Ferrol no tuvo en cuenta esos informes del Sergas que acreditan su empeoramiento y confirmó la resolución del INSS, manteniendo que el trabajador solo está incapacitado para ser propietario de floristería. Ahora le queda la esperanza de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia entienda su caso.
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«Yo pagaría por trabajar, pero estoy enfermo y me deniegan la incapacidad»
El afectado por esta resolución es muy conocido en Ferrol, donde se hace querer. Mucho. De hecho, el cierre de la floristería causó mucha tristeza y eso que solo los allegados conocen las causas reales. Este trabajador sigue tirando de su optimismo y de sus sonrisas, aunque le cuesta cada vez más. «Yo pagaría por trabajar, pero estoy enfermo y me deniegan la incapacidad que realmente me corresponde y la verdad es que veo que es una injusticia, no ya para mí, sino para todos los que me rodean o para otras personas que estén en mi misma situación», cuenta y recuerda que su día a día está marcado por las pruebas y las diálisis que lo dejan agotado.
Cuatro grados para medir las capacidades de los trabajadores enfermos
La Administración reconoce la incapacidad permanente a cualquier trabajador que tiene reducida o anulada su capacidad laboral. Existen, eso sí, cuatro grados en función de su gravedad.
¿Cuál es la más leve?
La incapacidad permanente parcial. Se reconoce cuando el afectado sufre una disminución de más del 33 % de su rendimiento, pero aún puede realizar tareas fundamentales para su puesto.
¿Cómo es la jerarquía de incapacidades?
La incapacidad permanente total se otorga a un trabajador inhabilitado para realizar todas las tareas o las fundamentales de su profesión, aunque puede dedicarse a otra distinta (la concedida en este caso). La siguiente en gravedad es la incapacidad permanente absoluta, que se otorga cuando una persona ya no tiene facultad para realizar ningún trabajo. El grado más alto reconocido es la gran invalidez. En este caso, el trabajador no solo no puede trabajar de ninguna de las maneras, sino que además necesita la asistencia cotidiana de otra persona para tareas básicas, como le sucede al floristero de Ferrol.