Ferrol pone fecha a su apertura al mar

Rocío Pita Parada
Rocío Pita Parada FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Personas paseando este miércoles junto a la muralla del Arsenal Militar de Ferrol.
Personas paseando este miércoles junto a la muralla del Arsenal Militar de Ferrol. CESAR TOIMIL

El proyecto que prevé el derribo de la muralla del Arsenal Militar y la recuperación de
una franja litoral urbana de cuatro kilómetros fija para diciembre del 2027 la conclusión

25 feb 2024 . Actualizado a las 11:39 h.

La ciudad del mar vive todavía de espaldas a él. Ferrol, con su corazón civil y militar dividido por la muralla que se interpone entre tierra y agua, busca derribar muros físicos y mentales con el proyecto de transformación urbana más ambicioso que se atisba en el horizonte. Tres años de obras, cuatro kilómetros de franja litoral renovada y once millones de euros de inversión resumen la actuación estrella del mandato, en fase de gestación y con una fecha objetivo de finalización: diciembre del 2027. Se ha bautizado como Abrir Ferrol al Mar, la denominación con la que desde hace décadas se hace referencia a la vieja aspiración de derribar la muralla del Arsenal, pero que va mucho más allá. La ciudad busca asomarse al mar. Y que el borde costero desde el puerto —el punto donde muere el eje vertebral gallego de la AP-9— hasta el barrio ferrolano más poblado, Caranza, sea un espacio de encuentro marítimo-terrestre destinado al esparcimiento, tomado por peatones y ciclistas. Y donde los conductores dispongan de nuevos aparcamientos disuasorios para dejar el coche. Todo con la aplicación de criterios de movilidad sostenible.

Son los mimbres de una iniciativa que sufragarán, a medias, Concello y Xunta. Y para la que necesitarán el imprescindible beneplácito y colaboración del Ministerio de Defensa, al menos en lo referido al tramo principal al que en diciembre daba vía libre, por boca de la ministra Margarita Robles, y que incluirá la operación de derribo de una tapia de cuatro metros de altura. Será sustituida por una verja metálica que permitirá entrever las aguas interiores y los edificios de un Arsenal que es pieza clave de la candidatura de Ferrol a patrimonio mundial. Y constituye la pieza angular del proyecto, pese a que la documentación administrativa que acompaña a los pliegos pasa de puntillas sobre este extremo. Es un asunto espinoso que pone a prueba la relación entre las Administraciones públicas y el estamento militar, y que solo se empezará a concretar, apuntan fuentes municipales, cuando esté decidido qué estudio diseñará la propuesta.

El martes se abría la licitación para la redacción del plan director, que establecerá los objetivos estratégicos, y para el proyecto básico y de ejecución. Se estima un coste de unos 288.000 euros, y empresas y profesionales pueden presentar sus ofertas hasta el 20 de marzo. A falta de más detalles, esa documentación establece la planificación orientativa prevista para cada uno de los tres tramos en los que se divide toda la actuación. En total, incluye la construcción de cuatro estacionamientos disuasorios y la extensión del carril bici, además de zonas de esparcimiento e itinerarios peatonales, y un elemento singular: una nueva playa urbana en la ensenada de Caranza, la segunda del barrio. Y el cronograma estimado parte del último trimestre de este 2024 y se extiende al último del 2027. «A totalidade das obras deberán estar recepcionadas antes de decembro de 2027», explicita.

El primero de los sectores es el más sensible. Por un lado, por su cercanía al centro neurálgico de Ferrol: discurre por el frente de A Magdalena desde Ferrol Vello, ambos barrios declarados BIC, con elementos patrimoniales e históricos protegidos alineados a lo largo de la avenida de Irmandiños, como la nave de la Pescadería de Ucha, la concatedral de San Xiao o el Teatro Jofre. Y por otra parte, es el tramo que incluye el derribo de la muralla del Arsenal. Supone además la reordenación de la circulación rodada y la creación de un estacionamiento disuasorio del que se desconoce cuál será su ubicación. Y para este trecho, el más costoso de los tres, se estima que serán necesarios 4,7 millones. Sería el primero en acometerse, entre finales de este año y el que viene.

El segundo, circunscrito al barrio de Esteiro, comparte los criterios de movilidad sostenible de todo el trazado y como elemento singular incluye un estacionamiento disuasorio en suelo actualmente ocupado por Navantia: el cierre se retranquearía para convertir el actual párking de visitantes en un estacionamiento público de 200 plazas. El calendario de ejecución previsto lo programa entre el último trimestre del 2025 y el tercero del 2026 por 2,1 millones de euros.

Y el tercer sector daría continuidad al proyecto a través de Telleiras y Caranza, dos estacionamientos disuasorios en las cercanías del auditorio, para dar servicio a ese contenedor cultural de 900 butacas y también a los residentes en la zona, además del arenal. Se construiría entre el segundo trimestre del 2026 y la última parte del 2027. Y tiene un coste de 4,1 millones de euros.

Las caídas previas del «monstro de pedra»

No es la primera vez que Ferrol empuña la piqueta para intentar echar abajo la muralla del Arsenal. El muro acordona una amplia franja que delimita no solo el Arsenal Militar, sino también las instalaciones de los astilleros de Navantia Ferrol. Y en 1993, con el Gobierno socialista encabezado por Manuel Couce Pereiro, comenzaban a caer los primeros metros de lo que el alcalde calificó de «monstro de pedra». Lo hacía en el lugar de la puerta antigua del Astillero, en la zona de Batallones, donde el muro dejó paso a una verja. Y desde entonces cayeron más tramos: en 1997, con el gobierno del PP, uno frente al antiguo Cuartel de Instrucción; y entre el 2002 y el 2004 —con el BNG en la alcaldía— cayó un nuevo trecho en Herrerías. En ambos casos se optó por un cierre permeable con barrotes, similar al que ahora se propone. En el 2005, con gobierno popular, se rebajó en dos metros la altura de la muralla en las cercanías de la puerta del parque del Arsenal, dentro de las obras de recuperación del foso. Desde entonces, la muralla permanece intacta, aunque mandato tras mandato los sucesivos gobiernos de todo signo compartían la aspiración de echarla abajo. El PSOE llegó a avanzar en el 2010 una propuesta técnica similar a lo que ahora se plantea, aunque circunscrita a tirar 180 metros de los 374 totales del tramo principal.