El algoritmo de la sartén

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

FERROL CIUDAD

CESAR QUIAN

El pequeño comercio no necesita algoritmos para convencernos, solo su buen ojo

21 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las ventajas que tiene el pequeño comercio es que te ven venir de lejos. No hay algoritmo ni publicidad de un gigante online que sepa por qué quieres cambiar de sartenes nada más escucharte dar las buenas tardes. En «cacharritos» (así la llamaba mi madre, que nunca se acordaba del nombre de Pucheros) me preguntaba Luis si es que también había visto cierto programa de la tele y por eso quería una sartén determinada. No porque la usase un cocinero famoso, sino porque han puesto la alerta roja sobre el teflón de los cacharros antiadherentes. No, le contamos..., es que tenemos el fondo de la sartén hecho un desastre. Al parecer, tiene un aluvión de consultas sobre los materiales de las sartenes a raíz del programa. Caigo entonces en que el algoritmo anda estos días enloquecido lanzando vídeos y avisos sobre los utensilios de cocina y sus riesgos. No habremos visto la televisión, pero en Meta alguien sabe que somos de gatillo rápido en materia de sartenes.

Lo que no saben en Silicon Valley es que mi abuelo tenía en Ferrol un comercio con su nombre, Fernando Leal. Y que de allí salieron las vajillas y las cristalerías de casa de mis padres, y las de mis tías. La buena y la de trote, las llama una de ellas. Sospecho que hay algo hereditario que hace que acumule platos y tazas en desuso, esas que solo salen a la mesa con los turrones, y que tenga que contenerme ante los estantes de vajillas y cachivaches para no renovar las tazas de forma compulsiva. El pollo pegadizo no comparte esta pasión. Menos mal que en el departamento de sartenes vamos igualados y sabemos, en cuanto entramos, que no vamos a salir solo con un artilugio. El pequeño comercio no necesita algoritmos para convencernos, solo su buen ojo.